Los “dramáticos” / Klever Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión

Los chistes, a más de hablar de las necesidades de un pueblo, no son más que una ironía, bien estructurada, de la desaprobación y del enfado de la gente de la realidad.

Ojalá pudiésemos reflexionar que, por nosotros mismos, por nuestros padres, hermanos, amigos y tanta gente que está peleada por distintas cosas, el humor tiene una la facultad más grande que es devolvernos el sentido de humanidad que tanta falta nos hace hoy por hoy. Nuestra familia, nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestro país nunca se va a encaminar hacia el desarrollo si no tenemos sentido del humor que es   el switch interior para activar del sentido de humanidad. Si cada uno de nosotros nos comprometemos a empezar a vivir la vida con humor, nos germinaría un alto compromiso con la humanidad. Cuando uno está casado con el humor, éste nos ayuda a desinhibirnos, a vencer los miedos y a establecer buenas relaciones sociales, lo que al final ayuda a proporcionarnos una sincera sensación de bienestar.

Nunca en ninguna institución educativa ni escolar ni colegial ni universitaria se nos ha enseñado la importancia de tener un buen sentido del humor, nadie nos ha informado la base científica de los beneficios en nuestro sistema inmunológico y su efecto antienvejecimiento, al contrario, desde casa, siempre nos han dicho que la vida hay que tomarla muy en serio, qué la vida no es un chiste, gracias a ello tenemos una población qué transita en el ir y venir diario con la cara larga. Es que nadie nos ha dicho que el humor es la disposición más distendida para percibir la vida y lo contrario no se llama seriedad como muchos creen, lo contrario del humor se llama drama, y son los dramáticos los que han hecho de piedra a esta sociedad, porque el dramático no tiene conciencia de su entorno, es un ser negativo permanente, no es feliz internamente, no es honesto consigo mismo, porque el dramático no está dispuesto a vencer los conflictos que se le presente, porque de una fogata solo ve humo y cenizas en vez de calidez y belleza, porque el dramático ve en un  semáforo un aparato que le obliga detener en vez de ver que le da vía libre; en el cristal de una gran ventana ve que es algo que siempre se ensucia y que hay que limpiar en vez de sentir que es algo que da entrada a la luz y nos ofrece una linda vista, porque el dramático come lo que no le gusta, trabaja en el lugar que odia, va frenético por la vida aplastando el pito de su carro a cada momento, quejándose de todo, insultando a todo el que se ponga en frente. Gracias a la gran multiplicación de dramáticos somos una sociedad agresiva, por lo tanto, insistiremos que es el humor, hoy en día, la única herramienta real para que la gente se humanice. Somos los únicos seres vivos del planeta que poseemos esta herramienta, muchos creen que la diferencia está en nuestra inteligencia, pero si no estamos conscientes de que somos los únicos seres que nos reímos y hacemos reír, no estamos usando adecuadamente esa inteligencia, sin saber que del humor depende hasta nuestras defensas y nuestra salud en general. Además, así mismo, somos los únicos seres de este planeta que sabemos que vamos a morir algún día y así, nos empeñamos muchas veces de hacer de nuestra vida o de las de los demás una tortura.

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