LOS JOVENES Y SUS RETOS / Paúl Viteri Albán

Columnistas, Opinión

Existen muchas personas que de forma errónea piensan que, a los jóvenes de hoy, les hace falta automotivación, además de acusarlos de ser excesivamente narcisistas, esto por el simple hecho de manejar los diferentes aspectos de la vida desde una perspectiva llena de filtros y desobediencias, que por cierto a menudo están acompañadas de una constante sensación de poco interés sobre los problemas que supuestamente son reales para nosotros.

En realidad, dicha manera de pensar se constituye en un comportamiento casi normal, porque si existe un patrón que podemos asegurar se ha mantenido a través del tiempo, es el hecho de que siempre ha concurrido un completo escepticismo de una generación a otra, ¿o no recuerdan cuando nuestros padres pensaban igual de nosotros? Estoy seguro de que, si lo recuerdan, es por eso que en realidad se constituye en imperativo, que los padres empecemos a tratar de entender su perspectiva del futuro y la visión que tienen ellos de este.

Existen datos que, por supuesto se deben tomar en cuenta, como por ejemplo el hecho de que en la actualidad las universidades están repletas de jóvenes, muchos más que antes, a tal punto que existe una muy mal concebida batalla por el ingreso a la misma, algo que jamás nosotros conocimos, esto en razón de la mayor demanda de cupos que existe en la actualidad, por lo que es indispensable generar una nueva pregunta ¿y dónde trabajaran todos esos jóvenes?

De ahí vine queridos amigos, la necesidad de tratar de entender su comportamiento, debido a que existe en ellos una justificada preocupación por lo extremadamente competitivo que se vuelve todo, además de que sin querer son discretos testigos de cómo muchos de nuestra generación a punta de corrupción, viveza criolla y descomposición ética, se van llevando a peso mucho de lo que a ellos les corresponde.

Es indispensable que empecemos a generar en nuestros jóvenes espacio, para que puedan generar y explotar sus ideas, además de empezar a prepararlos para ser los agentes del cambio, tratando de conseguir en ellos ese compromiso de querer hacer las cosas mejor que nosotros, démosles la oportunidad de que puedan aportar con su talento y sean ellos quienes emitan las propuestas que servirán para la construcción del futuro de nuestro país.

Solo cambiando nuestra mentalidad podremos apoyarles en esta difícil tarea, solo cuando entendamos que nuestros jóvenes no son como se visten, como se divierten, o cómo se comportan frente a los supuestos verdaderos problemas; y, más bien les incentivemos para que cada día sean más analíticos, críticos y sobre todo resolutivos ante las distintas dificultades, pero sobre todo, que a nadie le quede la más mínima duda que ellos tienen las mismas ganas de mejorar el mundo y que de igual forma ellos también quieren aprender cosas nuevas, les preocupa el futuro y están comprometidos con la sociedad que un día le heredaran a los suyos.

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