Los retos del presidente reelecto

El 13 de abril de 2025, Ecuador vivió un momento decisivo con la reelección de Daniel Noboa, quien logró una victoria contundente sobre la izquierdista Luisa González, con un margen de más de un millón de votos (55.6% frente a 44.4%).
Este resultado, inesperado tras encuestas que anticipaban un empate técnico, refleja un claro respaldo popular a la mano dura de Noboa contra la inseguridad, en un país azotado por la violencia del narcotráfico. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre el
futuro de una nación profundamente polarizada.
Noboa, de 37 años, asumió el poder en 2023 tras una elección anticipada. Su presidencia se ha definido por una guerra declarada contra las pandillas, con estados de emergencia, despliegue militar y alianzas internacionales, como la firmada con Erik Prince, exfundador de Blackwater. Aunque las tasas de homicidios han descendido considerablemente (de 46.18 a 38.76 por cada 100,000 habitantes entre 2023 y 2024), la violencia persiste, con más de 1,000 asesinatos en 2025. Los votantes, agotados por extorsiones, asesinatos y un sistema penitenciario colapsado, optaron por la continuidad del enfoque de Noboa, rechazando el regreso al correísmo que representaba González.
La derrota de González, protegida del expresidente Rafael Correa, no solo frena el avance de la izquierda populista, sino que evidencia el rechazo a un pasado asociado con autoritarismo y corrupción. Sus acusaciones de fraude, sin pruebas contundentes, no lograron eco, y hasta figuras de su propio partido, como el alcalde de Guayaquil o el alcalde de Quito, reconocieron la victoria de Noboa.
Este resultado fortalece la alianza de Noboa con Estados Unidos, especialmente con Donald Trump, quien lo felicitó públicamente, consolidando una relación estratégica entre ambos países. Con un mandato de cuatro años, Noboa tiene la oportunidad de consolidar su “Nuevo Ecuador”, con seguridad, crecimiento económico y reformas profundas. (O)