Luis A. Silva Zambrano
Mañana se celebra «El Día Del Padre», tercer domingo del mes de Junio, por lo tanto transcribo, partes del artículo publicado, hace algún tiempo, por su autor Pablo Ortíz García; espero que lo lea, medite y saque sus propias conclusiones.
«…Como consecuencia de su ida, empecé a meditar respecto de los padres: Lo primero que me vino a la mente es un padre educa con el ejemplo, la mejor manera de obtener frutos a lo largo del duro transitar por la tierrá. No puede ser sumiso ante el poderoso, ni ante los abusos del poder: No baja la cabeza sino ante Dios. Un padre debe ser, sereno, exigente, humano cariñoso y con sentido del humor. Trabajador e intrépido. Debe comprender y perdonar. Debe amar y vivir intensamente todos los días de su existencia. No puede vender sus principios por unas monedas y menos aun su conciencia. Debe enseñar lo que es el honor y a respetar la Palabra dada. Debe ser solidario con el dolor ajeno y superar el propio. Debe saber pedir perdón. Llorar ante la adversidad y levantase de las caídas».
Un padre debe ser ejemplo para sus hijos. Encarrilar a sus hijos y estos superarlo; Un padre es un reto, un emulo. Un amigo al que le cuentan cosas. Con quien se discute, sin llegar al enfrentamiento. Es un hombre al gue la tristeza de su hijo efecta más que la propia. Es un ser que sacrifica muchas cosas por la superación de su descendencia… Con los hijos no se es egoísta ni tacaño, a ellos un padre enseña transmitiendo todo lo que sabe, y ofrece todo lo que le puede dar.
«…Un buen padre es comprendido cuando ya no está. A un buen padre se lo ama en vida, y se lo admira una vez muerto. Un padre es un ser que suele ser criticado por sus hijos, hasta por la forma de hacerse el nudo de la corbata. Un buen padre deja su sabiduría para aplicarla en los duros momentos de la vida. Ahora que mi padre se fue, me doy cuenta cuanto lo amé. Ahora que no está, me hace falta. Hoy que se alejó, tengo más fuerza para luchar por los principios que nos inculcó». (O)