Manos artesanas

Columnistas, Opinión

Víctor Pauchet mencionó que “el trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento”. Y como mejor ejemplo son los artesanos de Ecuador quienes con sus manos y la absoluta devoción en su oficio, han caracterizado varios productos hasta convertirlos en verdaderas tradiciones.

Desde las artesanías de los Saraguros hasta los talabarteros de Carchi, entre los collares de las Waoranis o la paja toquilla de Montecristi, de extremo a extremo el arte de los artesanos representa la creatividad de su pueblo.

En el antiguo continente, la artesanía ecuatoriana es muy cotizada, razón por la cual muchas personas dedicadas a este arte han optado por emigrar ya que es más rentable su trabajo en el exterior, en cambio los pocos que aún residen en Ecuador, buscan otras alternativas laborales que les permita subsistir. En la actualidad, los verdaderos artesanos son pocos, consecuencia de una problemática socioeconómica que desde varias décadas atrás ha perjudicado a este gremio, mientras que otros “astutos” escondidos bajo una credencial ilegítima, se han aprovechado de los beneficios tributarios y patronales, lo que ha ocasionado una competencia desleal y precarización laboral.

Afortunadas son las generaciones que degustaron las colaciones y jugaron con carritos de madera, porque ahora muy difícilmente se logran adquirirlos. Los artículos tradicionales se van perdiendo en el tiempo porque disminuyó el consumo, y el conocimiento de su construcción queda sepultado en los recuerdos. 

Es momento de valorizar los trabajos artesanales, y reivindicarlos con el valor que se merecen, no por solidaridad, sino por las horas de esmero y sacrificio que se han invertido en su manufactura.

La economía de escala, la tecnología y los precios bajos marcan el rumbo de la globalización y del libre mercado, en consecuencia, luego de rigurosos análisis, el escenario para las ramas artesanales es retador, y la única solución provendrá de una sociedad más unidad y empática, que consuma lo local y tenga la voluntad de revalorizar los productos hechos con pasión de hábiles artesanos.  (O)

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