Marketing: ¿Existen Fórmulas Mágicas?
Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes, sino aquellas que mejor se adaptan al cambio; eso fue lo que escribió hace muchas décadas Charles Darwin en su obra “Origen y Evolución de las especies”; esta concepción se adaptada a nuestra sociedad saturada por una sobreabundancia de productos y servicios. El mercado cambia dramáticamente, los gustos del cliente son cada vez más exigentes; por tanto las empresas se enfrentan a la trabajosa decisión de cambiar el enfoque de su existencia: Sobrevivir siendo diferente.
El entorno en el cual se desenvuelven las organizaciones es muy competitivo, tanto que los modelos de negocios deben adaptarse permanentemente a las necesidades cambiantes de los clientes, la gente está totalmente informada para buscar, aprender, comparar, exigir y comprar. Todos los días las empresas lanzan nuevos productos al mercado, sin embargo la mayor parte son ignorados y muchos fracasan, fundamentalmente porque estamos viviendo en una sociedad sobre comunicada en donde a diario nos bombardean con miles de anuncios, que casi ni nos damos cuenta de ellos. La gente olvida muy rápidamente, por tal razón cada vez resulta más difícil para el empresario destacar su marca dentro del enjambre comunicacional que bombardea el cerebro de los clientes. Evidentemente, el problema reside en la mente de los clientes, y por tanto la solución se encuentra dentro de ellos.
Esta tendencia nos invita a reflexionar en el sentido de que hacer para sobrevivir en medio de esta expansión incontenible de productos, servicios, anuncios promocionales y publicitarios; la respuesta podría estar en ser diferentes a la competencia y adaptarnos a este pertinaz cambio.
Ser diferentes significa seguir una estrategia de diferenciación establecida por Michael Porter como una fuente de ventaja competitiva sostenible en el tiempo; esa diferenciación se justifica si la empresa logra insertarla en el mercado obteniendo mayores beneficios, evidentemente los clientes deben valorar esa diferenciación para que puedan decidirse a pagar un poco más por ella.
Considero que todos los productos pueden ser diferenciables, aún los comodities (productos genéricos), pues todos conservan elementos tangibles e intangibles que eventualmente satisfacen una o varias necesidades de los clientes. Una cuenta de ahorros no es únicamente un mecanismo para depositar y retirar dinero que se diferencia solo en la tasa de interés ganada, una cuenta de ahorros es también una prestación que denota seguridad, cobertura, confianza. Virtualmente los elementos tangibles e intangibles de un producto o servicio son factores potenciales de diferenciación. lo cual supone una permanente innovación de los mismos. (O)