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Por varios motivos, las elecciones generales de 2025 marcarán un antes y un después en el país. La renovación del Consejo Nacional Electoral, la presidencia del gobierno en manos de una vicepresidenta reñida con el presidente, la Asamblea Nacional presidida por su vicepresidenta, la violencia imparable en las calles, los índices económicos desfavorables y el presidente del Ejecutivo cada vez más preocupado de la campaña y no por solucionar los problemas del país. Solo para mencionar algunas de las razones.
Según las leyes ecuatorianas, cualquier ciudadano que cumpla con ciertos requisitos de nacionalidad y edad puede postularse para un cargo público. No obstante, es importante que los líderes políticos tengan habilidades fundamentales, las cuales lamentablemente no son muy claras en algunos casos. En su perfil debe aparecer de forma clara la capacidad de actuar personal y políticamente de forma correcta en su gestión, en relación con los ciudadanos, la economía, el crimen organizado, el poder, el medio ambiente, la gestión institucional, las relaciones internacionales y, en general, el respeto a las normas y valores sociales. Si estas cualidades fueran requisitos legales, muchos aspirantes no podrían postularse.
La ideología política que sustentará el plan de gobierno es fundamental para definir una candidatura. Los aspirantes deberían estar ubicados a la izquierda, a la derecha, al centro, al centro izquierda o al centro derecha. El discurso que los candidatos manejan sobre temas como la economía, la sociedad, la educación, la salud, el trabajo, etc. es importante, al menos en su primera parte, para contrastar si pertenecen al progresismo que propone el cambio de realidades criticadas o al conservadurismo que plantea el mantenimiento de las políticas del Estado, cuya actuación les parece adecuada. Pero muchos actores políticos ecuatorianos se inscriben en el partido que les da un lugar en la papeleta cada vez que se llevan a cabo elecciones. Poco importa la ideología.
Hasta el momento, no se han establecido alianzas significativas y en cambio, han surgido varios precandidatos. Dado que la fecha límite para la inscripción en las elecciones se acerca, la situación política en Ecuador se vuelve cada vez más incierta. Además, debido a que la mayoría de las instituciones estatales están siendo cooptadas por grupos criminales, es preocupante que las autoridades que llegen al poder estén involucradas con actividades delictivas. Es peligroso que los electores participen sin tener conocimiento de cómo se financian las campañas de sus candidatos. (O)