¿Me están manipulando? / Kléver Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión

Los manipuladores cotidianos son esas personas que pasan por nuestra vida imponiéndonos su visión del mundo y su forma de hacer y sentir. Se aprovechan de una relación estrecha y afectuosa para satisfacer sus necesidades, sin importarle en absoluto los sentimientos de la otra persona. En mayor o menor medida, todos somos manipuladores, todos hemos empleado en más de una ocasión estrategias de manipulación. No hace falta ser muy inteligente para convertirse en manipulador. Niños de año y medio ya son capaces de emplear las técnicas básicas, y hacia los siete años la inmensa mayoría posee el repertorio completo. Pero cuando estas técnicas se convierten en el modo predominante de relacionarse, ya son muy nocivas.

Una persona intenta manipularnos cuando nos sugiere o dice lo que tienemos que hacer de tal forma que se beneficie más que nosotros, disfruta haciéndonos daño, somoss su juguete.

Si estamos haciendo algo contra nuestra voluntad, nuestros principios, valores o metas, alguien nos está manipulando. Se está aprovechando o burlándose de nosotros. La cuestión es especialmente preocupante cuando sentimos miedo, culpa o vergüenza de humillarnos ante el que nos manipula.

Para que haya manipulación es necesaria una relación asimétrica entre, al menos, dos personas. Es asimétrica porque una predominantemente da, y la otra predominantemente recibe, uno gana y el otro pierde. Aunque el manipulador puede ser siempre el mismo, no es infrecuente que el proceso sea cíclico, de tal forma que los papeles se alternen entre los dos integrantes de esta anormal relación.

Las tácticas que se emplean son asombrosamente simples como: amenazar, criticar, inhibirse, buscar el revanchismo, huir, tenerle a la víctima a sus pies pulverizando su autoestima. A veces suele ser difícil darse cuenta de que uno está siendo sometido a manipulación. Puede notar que se siente culpable, que está haciendo lo que la otra persona quiere por miedo, pero tal vez no descubra que está renunciando a sus valores, principios y objetivos para satisfacer los de otra persona de su entorno.

Una relación normal no debe producirnos emociones negativas, deben ser sentimientos altamente positivos. ¿Es lo mismo la manipulación que el chantaje emocional, el sometimiento moral o el tan traído y llevado actualmente mobbing? No, pero casi. Ese es quien mueve los hilos en la sombra. Podemos decir que es un continuo de todas las formas de abuso interpersonal, basado tanto en el deseo de salirse con la suya a toda costa como en la inseguridad de la persona que le permite llevar a la práctica. Cuando la manipulación es insuficiente recurren al chantaje emocional. Disfrutan provocando miedo, culpa, vergüenza, inseguridad, obsesión compulsiva cuando se trata de la pareja. Ejercen un grado variable de poder sobre la persona. Los recursos y estrategias de los manipuladores para llevar a la práctica la manipulación son: proyectar sus aspectos negativos, criticar, difamar, enfadarse o ignorar, y eludir todo tipo de responsabilidades. Su historia de aprendizaje deficitaria con malos tratos, abandono, no son capaces de sentir amor maduro por nada ni nadie. (O)

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