Medicación es clave para personas trasplantadas
Los afiliados al IESS que accedieron a trasplante de algún órgano han tenido una segunda oportunidad de vida. Lamentablemente, en la legislatura ecuatoriana existe un vacío legal para este segmento poblacional puesto que no son personas sanas pero tampoco enfermas; es decir, jamás recibirán el alta de su patología, porque mientras existan consumirán la medicación que es apropiada para seguir viviendo luego de la cirugía, explicó Alexandra Jaramillo Peña, presidenta de la Fundación Protrasplante del Ecuador.
Desde mayo del 2011 está en vigencia la Ley Orgánica de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células en el Ecuador. En el Hospital ‘Carlos Andrade Marín’ ya se efectuó el primer trasplante de los dos pulmones a un paciente de manera exitosa. En Tungurahua Ángela Viteri se convirtió en la primera trasplantada de hígado. Todos estos procesos se constituyen en adelantos científicos importantes para el territorio nacional.
Pero pocos ciudadanos se preguntan qué ocurre con esos pacientes cuyas intervenciones costaron alrededor de 100 mil dólares y cómo llevan sus vidas luego de recibir algún órgano o tejido. Este tipo de ciudadanos deben mantener el tratamiento inmunosupresor; es decir, ingerir el grupo de medicamentos para regular la respuesta inmunológica para evitar el rechazo del órgano trasplantado y también para minimizar los efectos adversos de cada medicamento.
Como no hay legislación en la que se reconozca a los trasplantados, entonces estas personas decidieron unirse para realizar una propuesta.
Frente a esta necesidad, Alexandra Jaramillo se reunió ayer con la legisladora tungurahuense Rosa Verdezoto, quien integra la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional, con el propósito de entregarle la documentación y petición para que se reconozca a los trasplantados y que se adquiera en el sistema público las medicinas que se necesitan. Se recomendó que cuando se las adquiera por parte del Sercop se haga la excepción para que se compre las dosis y en la composición justa sin tomar en cuenta el costo, porque en ocasiones se considera que lo más barato en estos casos es lo mejor y no es así. La ingesta inadecuada de la medicación en su real composición termina por dañar el órgano trasplantado y, por ende, el paciente corre el riesgo de morir, señaló la presidenta.
La asambleísta se comprometió en insertar al debate este tema, ya que lo considera de importancia, porque son seres humanos que lograron sobrevivir a las adversidades de la vida y son ejemplo de lucha. Posteriormente, mantendrá nuevas reuniones para afinar detalles de la propuesta, sostuvo. (I)