Mendigando seguridad
Es evidente que la graduación de policías, luego de haber seguido un curso de 8 meses ha representado para las ciudades del Ecuador algo de esperanza para la seguridad ciudadana, golpeada por la ola delincuencial que debasta todo a su paso, pues, no sólo acaba con las vidas de las personas, sino que despedaza la economía del país y aniquila la tranquilidad y paz ciudadana.
Quienes logren el poder el próximo 20 de Agosto, tienen el profundo desafío de devolverle la paz a los ecuatorianos, ahora ya no se dice nada del combate a la corrupción que debería ser combatida de cajón, ahora sólo se habla del combate a la inseguridad, terrible mal que nos azota cada vez con más crudeza (evidenciada en actos delictivos, extorsión secuestros y demás actividades ilícitas) y que ha llevado cada rato a estados de excepción, como se ha dado en las provincias de Esmeraldas, Guayas, Cantón Durán, Los Ríos y Manabí; hoy nuevamente en excepción por el asesinato del Alcalde de Manta; toda las vidas son importantes, pero ésta tiene un mensaje extra de indefensión cuando se trata de un representante del pueblo, el mismo que fallece trágicamente a manos de sicarios extranjeros. Lo que actualmente se vive es propio de un estado fallido, en donde las funciones están colapsadas: un ejecutivo que no establece orden, un Judicial que no imparte justicia, un legislativo que naufragó al anteponer intereses de políticos frente al de los ciudadanos antes de ser disueltos, por esto se demanda unidad de quienes encabezan las funciones del Estado y un plan serio para recuperar la seguridad y la paz social. Pero lo malo es que se da seguridad al apuro, con medidas parches que por unas cuantas semanas tapan un poco el problema y dan esa falsa sensación de que al fin se va a solucionar todo.
Es plausible que las autoridades se reúnan pero con fines concretos para recuperar la calma en todas las urbes, hoy tomadas por las bandas criminales y, donde la muerte por sicariatos es pan de cada día. Hace no más de 15 días en todas las ciudades los militares y policías estaban controlando en carreteras, ingresos y salidas de la ciudad, luego se retiraron a sus cuarteles creyendo que ahuyentaron a los delincuentes, aquí en Ambato hemos visto nuevos policías jóvenes, pero se los ve custodiando la ciudad sin armas, sin chalecos. Es hora de que la seguridad se trate con seriedad y profundidad, porque de parche en parche no se soluciona nada.