El miedo de perderse algo /Ing. Patricio Chambers M.
Hoy se habla mucho de que estamos en la era de la comunicación y en ella las nuevas tecnologías han contribuido de manera definitiva para la multiplicación de modos y medios a través de los cuales las personas se relacionen entre sí. Por supuesto las redes sociales son en este momento el mejor representante.
Pero como todo en la vida las cosas tienen aspectos positivos, pero también negativos. En este último caso el uso excesivo de dichas redes está generando más de un problema y muy serio.
Todos los días es común ver a gente caminando por las calles completamente abstraída por la lectura de los mensajes que llegan y se envían a través de su celular. Conductores que descuidan el manejo de sus autos por tratar de contestar alguna llamada, a pesar de estar expuestos a una multa por infringir la ley.
Pero ¿qué es lo que está provocando esta actitud en las personas?; estudios recientes hablan de la aparición de un síndrome muy serio llamado “FOMO” por sus siglas en Inglés (fear of missing out), que literalmente se traduce como “miedo a estar perdiendo algo”.
No nos referimos al miedo de no tener acceso a alguna cosa que se necesite, sino a perderse de algo que está sucediendo y que suponemos relevante, quizás una noticia o un evento.
Este síndrome lleva a pensar en todo momento que los demás están viviendo más o mejores cosas y lo peor de todo es que ¡nos lo estamos perdiendo!, peor aún en medio del trajín diario que no nos permite prestar atención a todo lo que nos rodea, lo cual generando una ansiedad que puede desencadenar graves trastornos, para convertirse en una verdadera obsesión.
El FOMO se alimenta de la imagen “fabulosa” de la vida de los demás y que se propaga por Facebook, Twitter, Instagram etc. lo cual contrasta totalmente con las frustraciones, sufrimientos y fracasos de nuestra propia vida.
Evidentemente detrás de ello está una enorme inseguridad personal, así como el deseo de al menos aparentar algo que no somos y en lo cual estas nuevas tecnologías nos dan las mejores herramientas.
Por supuesto también está ese sentimiento de envidia alentado por lo que suponemos es la vida del resto que no tiene las penurias de la nuestra, pero tal como lo dice el dicho popular “el césped ajeno, siempre es más verde”.
Una persona enferma de este síndrome siente además que su existencia es monótona, sin interés y por ello no puede evitar acudir una y otra vez a su smartphone para seguir la vida de los demás y compararla con la suya propia.
Frente a ello, es preciso reaccionar y recordarnos continuamente que lo que vemos en las redes sociales, en las telenovelas, en los programas de farándula e incluso en las noticias, no responden a la realidad pues tan solo muestra una parte interesada y maquillada de existencias que muy probablemente nadie envidiaría.