Montañismo en Ambato constante

Hace unos días conversaba con colegas montañistas del país vía redes sociales, sobre el próximo natalicio de Augusto Nicolás Martínez, primer montañista ecuatoriano, ambateño 28 de marzo de 1860, en mi calidad de presidente del Club de Senderismo y Alta Montaña Nicolás Martínez fundado en la década de los sesentas y uno de los mas antiguos del Ecuador, preparaba un artículo para ustedes queridos lectores de este espacio.
Sin embargo, salió a luz la noticia del alud sucedido en el Cotopaxi el pasado 16 de marzo a metros arriba del Yanasacha, un desprendimiento de glaciar, enterrando a varios deportistas y encerrando a decenas de turistas en la montaña, las autoridades han reportado la movilización de grupos de rescate públicos y grupo de guías que lograron reducir el impacto del suceso.
Pero esto nos obliga a profundizar la reflexión con ustedes queridos lectores. En primer lugar, nuestra antropología cultural nos hace seres de montaña, nuestra provincia lleva el nombre del Tungurahua y su segundo nombre es Carihuayrazo, aquí nació el geólogo investigador y primer ascensionista Don Nicolás Martínez que da el nombre a nuestro club deportivo, uno de los picos del Chimborazo lleva su nombre y el refugio del Tungurahua.
Aún niño tuve mi bautizo de hielo allá a inicios de los ochentas de la mano de mi padre, el poeta Montalvo Paredes y el heredero del montañismo Martiniano Hugo Álvarez, ya para los noventas hice mi primera expedición con el también ascensionista Patricio Vallejo, Iván Paredes al Tungurahua, luego pase a la fase de organización de expediciones y levantamiento del grupo cuya primera salida se hizo al Casahuala en 1994 la cual no forme parte pero realice toda la operación de dirección, finalmente el nombre que tomo el grupo fue de Alta Montaña Cultura Rebelde, el cual para la primera década de este siglo alcanzó todas las cumbres mas altas del país, participó en una red de montañismo internacional y en un proyecto que fue visible en otros países. Fue cuando este grupo tuvo su fusión con el Club Nicolás Martínez en el año 2014.
Es grato ver ahora paredes de escalada, incontables grupos de alta montaña, sin embargo, aún nos falta la legislación entre la Ley del Deporte con la de turismo y ambiente, el modelo de gestión y facilidades en nuestra parte de Los Andes que Dios nos dio. (O)
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