Necropolítica: Perpetuación de la violencia contra los Afroecuatorianos

La necropolítica, concepto desarrollado por el filósofo camerunés Achille Mbembe, describe el poder del Estado y otras estructuras para determinar quién vive y quién muere. Este análisis es fundamental para comprender la situación de los afroecuatorianos, quienes históricamente han sido víctimas de violencia estructural, racismo sistémico y marginación social.
Desde la época colonial hasta nuestros días, los cuerpos negros han sido deshumanizados y tratados como objetos desechables por los sistemas de poder. La esclavitud, la segregación racial y otras formas de discriminación han consolidado una estructura en la que los afrodescendientes continúan siendo sometidos a violencia desproporcionada. Esta violencia se manifiesta a través del abuso de las fuerzas de seguridad, la pobreza inducida y la falta de acceso a derechos fundamentales como la salud, la educación y la vivienda.
La brutalidad policial y militar es una expresión directa de la necropolítica. Casos como el asesinato de Andrés Padilla, la desaparición forzada de los cuatro niños en Guayaquil y el perfilamiento racial de Jimmy Ocles rara vez reciben justicia. Esta impunidad sistemática refuerza la idea de que algunas vidas son consideradas menos valiosas que otras.
La necropolítica también se evidencia en la falta de respuesta a crisis humanitarias que afectan desproporcionadamente a las comunidades afrodescendientes. Ejemplos recientes incluyen el derrame de crudo en Esmeraldas y el impacto de la delincuencia organizada en estos territorios debido a la disputa del narcotráfico. Estas problemáticas no solo amenazan la vida de sus habitantes, sino que también perpetúan el abandono estatal y la violencia estructural.
En 2022, la necropolítica se manifestó en el censo nacional. Informes de la Contraloría General del Estado revelaron que 71,412 personas empadronadas aparecían duplicadas en otras viviendas. Estas imprecisiones afectaron la contabilización de la población afrodescendiente en Ecuador, lo que tiene consecuencias directas en la formulación de políticas públicas. Al minimizar la presencia de esta población, se reduce la posibilidad de que sus necesidades sean atendidas por el Estado.
Combatir la necropolítica requiere una transformación profunda de las estructuras de poder. Es imperativo garantizar justicia para las víctimas de violencia policial, desmantelar los sistemas de opresión y diseñar políticas públicas que prioricen la vida y el bienestar de las poblaciones afrodescendientes. Además, la sociedad civil debe asumir un papel activo en la exigencia de cambios estructurales para erradicar la normalización de la violencia.
Todos los seres humanos poseemos un valor y dignidad inquebrantables. Como se menciona en la fe cristiana, fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. En Cristo, no existen distinciones de etnia ni de condición social, pues todos somos uno. Este principio nos desafía a rechazar el racismo y la discriminación en todas sus formas. La lucha contra la necropolítica no es solo un imperativo moral, sino una necesidad urgente para la construcción de una sociedad más justa y equitativa. (O)