Niños que golpean

Columnistas, Opinión

El comportamiento agresivo en la infancia es una preocupación común entre padres, educadores y cuidadores. Es importante entender que los niños que golpean a otras personas, lo hacen como una forma de expresarse cuando no tienen otras herramientas emocionales o comunicativas.

El comportamiento agresivo en los niños puede deberse a diversas razones. Una de ellas es la falta de habilidades de comunicación. También puede ser parte de la exploración del mundo.

En las primeras etapas del desarrollo, los niños aprenden sobre su entorno a través de la acción y la reacción, por lo que pegar puede ser una forma de probar límites.

Otra causa común es la imitación de conductas. Si los niños ven que otros usan la agresión para resolver conflictos, ya sea en casa, en la escuela o en la televisión, pueden adoptarla como una estrategia de interacción social.

También pueden presentar dificultades en la regulación emocional. Los niños que aún no han desarrollado estrategias adecuadas para manejar la frustración, el enojo o la tristeza pueden reaccionar de manera impulsiva. Además, algunos niños pueden pegar como una forma de captar la atención de los adultos o sus pares, incluso si la respuesta que reciben es negativa.

Para abordar este comportamiento, es fundamental mantener la calma. Los adultos no deben responder con agresión o enojo, ya que esto refuerza la idea de que la violencia es una respuesta válida.

También es importante establecer límites claros. Los niños necesitan entender que lanzar golpes no es aceptable. Frases como «No pegamos a los demás” ayudan a reforzar normas de convivencia.

Otra estrategia necesaria, es enseñar alternativas al comportamiento agresivo. Los niños pueden aprender a verbalizar sus emociones o utilizar herramientas como la respiración profunda o el uso de palabras seguras como «necesito ayuda», “ayúdame”, “¿qué debo hacer?”.

Reforzar el comportamiento positivo es fundamental. Cuando un niño resuelve un conflicto sin pegar, es importante reconocerlo con elogios como «Me gustó cómo hablaste con tu amigo». Además, modelar una buena gestión emocional lo ayudará durante toda su vida.

En conclusión, los niños que golpean no son «malos», sino que están en un proceso de aprendizaje y desarrollo. Con paciencia, guía y estrategias adecuadas, es posible ayudarlos a desarrollar habilidades sociales y emocionales más saludables. Comprender el origen de la conducta y actuar de manera positiva es clave para fomentar un ambiente de respeto y empatía. (O)

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