No, no te quieren
Al escuchar casi todo los días la palabra crisis, la ya confirmada nefasta relación entre la justicia, la política y el narcocrimen, los lamentos de cómo nuestro país otrora de paz y tranquilidad se ha convertido, quizás sin vuelta atrás, en el epicentro del mal gracias a politiqueros que se disfrazan de falsas izquierdas y falsas derechas y que solo son saqueadores que engañan con asombrosa astucia y cinismo, recordaba a Jiddu Krishnamurti cuando dijo que: “Veremos lo importantísimo que es llevar a la mente humana a una revolución radical de pensamiento, ya que más que las crisis de las que ya nos hemos acostumbrado a hablar, es una crisis de conciencia, una crisis que ya no acepta nunca más las anteriores normas, las antiguas pautas, tradiciones y, considerando lo que es el mundo en estos tiempos, con toda su miseria, con todos sus conflictos, con su destructiva brutalidad, agresividad, avaricia, egoísmo e individualismo, el hombre es todavía como fue, violento, brutal, agresivo, codicioso, maliciosamente competitivo y ha construido una sociedad en esos mismos términos. Por tanto, no es un indicativo de salud el estar bien ajustado a una sociedad profundamente enferma.”
Como dice uno de tantos libertarios: “Probablemente no exista una disciplina más importante para la vida diaria de las personas que la economía. Sin embargo, el analfabetismo y la incomprensión en esta materia son mayores que en cualquier otra. No sólo la mayoría de los ciudadanos carece de nociones económicas básicas, sino que las élites políticas e intelectuales también suelen ser ignorantes en la materia. Por ello es importante buscar cómo contribuir a superar buena parte de las patologías políticas y de las ideologías que destruyen nuestras sociedades arruinando nuestra libertad. Si hemos de tener éxito en evitar la ruina de nuestros países, no tenemos más opción que superar, a través de la educación racional y mediante un lenguaje simple, los prejuicios que actualmente predominan. De lo contrario seguiremos siendo, una y otra vez, presas de la superstición económica y de la manipulación demagógica de quienes explotan la ignorancia generalizada sobre la única ciencia que lidia, de manera general, con aquello que todos requerimos para subsistir: los recursos.”
Aplaudo al músico y compositor español Angel Saguar y su canción te quieren: “Te quieren pasivo, te quieren mediocre, te quieren sin brillo y vestido de gris, inofensivo, adoctrinado, que no se te ocurra pensar demasiado. Que seas paciente dentro del rebaño intentan que sueñes con ser funcionario (estatal), te quieren sumiso y sin pretensiones, nunca más allá de un plan de pensiones. No quieren que arriesgues, no quieren que emprendas, no quieren que orines fuera del tiesto, te quieren blandito y que no te des cuenta de que pagas sus vicios y lujos con tus impuestos. Pero no, no te quieren, te necesitan. Que pases de curso sin haber aprobado, abanderado del mínimo esfuerzo,
tan militante como subsidiado, que tu objetivo sea vivir del estado. Te quieren cobarde, adoctrinado, te necesitan pobre y sin ilusión, vago, votante y con muy pocas luces. No quieren que seas independiente, que estudies, que estés preparado, no quieren que escuches lo que ellos no dicen, borrego, dócil programado…”. (O)