Los Bosques / Luis Alfredo Silva

Columnistas, Opinión

 

Vamos a referirnos, a los bosques que nosotros conocemos, de los numerosos que se han conservado en la provincia, gracias a las comunidades aborígenes y a los propietarios que les gusta mantenerlos como les ha legado la naturaleza.

En la parroquia San Fernando, del cantón Ambato, a 3.850 metros, sobre el nivel del mar, en las estribaciones de la cordillera Occidental de los Andes, se encuentra el bosque denominado Chaquisacha nombre kichwa, que en español significa Pie de Selva. Cuando nos introducimos en el bosque, nos dimos cuenta que estábamos en un mundo diferente; los árboles tiene un tronco de unos 40 centímetros, que se descascaran por todos los lados en finas láminas; el tallo tiene 15 metros de altura con abundantes ramas entrelasadas, en las que crecen musgos que se han acumulado para formar grandes cortinajes verdes que cuelgan por doquier, adoptando formas caprichosas; son los árboles conocidos con el nombre de yagua!. Es un bosque milenario, un relicto de lo que debieron ser los bosques de las primitivas culturas del señorío quiteño.

Pocos lugares seducen tanto a los visitantes, como San Antonio de Putzán, del cantón Baños de Agua Santa. El recorrido por sus bellas cascadas, el bosque que cubre las montañas, lleno de una exuberante flora y sorprendente fauna; son una garantía, para pasar momentos inolvidables en ese precioso entorno, en el que se ha colocado un circuito de 6 líneas de 2.000 metros de cable, para deslizarse con un equipo de seguridad, en uno de los canopy de mayor longitud del país. Para llegar a ese sitio turístico, se va por la carretera que conduce a Runtún, un gran aviso que esta a la izquierda indica la ruta. Para admirar el bosque húmedo montano, se camina por estrechos senderos, abiertos entre una fantástica flora compuesta de altos y atractivos árboles como motilones, arrayanes, alisos, canelo, Feman Sánchez, laurel, drago, pumamaqui, cedro, guarumo, entre otros.Todo constituye un conmovedor refugio de la vida silvestre.

En la Hacienda Hostería Manteles, del cantón Patate, a 2.680 metros de altitud y trás la casa de hacienda, existe un sendero que facilita caminar entre robustos árboles que se elevan hacia el cielo al que cubren con su denso follaje, algunos rayos solares atraviesan y forman un asombroso paraje en claro oscuro. Se sigue el camino ahora bordeado de suros, planta de largos tallos que originan maravillosos arcos, para ingresar en un fantásico bosque. Muchos árboles antiguos, presentan llamativas bromelias a manera de singulares adornos de color rojo, que contrastan con el color verde de los musgos que crecen en las ramas. Luego asoman abundantes árboles de collas, pumarnaquis, cedrillos, alisos y gualicones; especies vegetales desaparecidas en otros bosques. La caminada. da la oportunidad de entrar en la selva andina, que presenta características naturales únicas. (O)

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