Nuevo año / Esteban Torres Cobo
Empieza el nuevo año. Uno que se vaticina complicado en lo económico pero que por lo menos ya iniciará sin pandemia, y eso es bastante. No existen previsiones positivas respecto de la inflación mundial, del alto costo de los servicios básicos y del costo del dinero. La FED, por ejemplo, y los bancos europeos subirán las tasas de interés para intentar combatir la inflación, producto de la impresión desmedida de billetes en los últimos años. Nunca se ha impreso tanto dinero como en los últimos nueve años.
En Europa, Canadá y Estados Unidos, el invierno ha sido frío y costoso. En España se ha ensayado un insultante estímulo económico de 200 euros anuales que no servirá para nada. Otros países han creado ayudas similares pero sin la capacidad de ayudar realmente a los necesitados. No hay que empezar, sin embargo, ningún año con pesimismo y triteza. Y, por eso, al menos para el Ecuador, el 2023 tiene que ser un mejor año que el 2022. Ojalá los niveles de inseguridad bajen y los ecuatorianos tengamos más paz y tranquilidad. Ojalá la economía tenga más ventas y más personas encuentren trabajo estable.
Ojalá los emprendedores triunfen y puedan transformarse en empresas grandes que creen empleo y riqueza. Ojalá vengan todos los capitales extranjeros que no han venido en los últimos años y nuestra dolarización esté más robusta que nunca. Ojalá ganen las elecciones seccionales los mejores candidatos y los mejores políticos, porque los necesitamos. Ojalá dejemos a un lado los indicadores del 2019 que todavía nos acompañan en muchos aspectos. Que el 2023 sea un gran año para todos. Para el Ecuador y para todas sus familias.