Nuevo CNE / Editorial
El Ecuador tiene por fin un Consejo Nacional Electoral definitivo. A diferencia de otros organismos que todavía se encuentran bajo el mando de autoridades subrogantes o transitorias, el máximo organismo durante los próximos meses de campaña y elecciones seccionales se ha conformado y tiene mucho trabajo por delante.
Se eligió también ya a la presidenta y al vicepresidente y a las demás autoridades internas que dirigirán el Consejo en momentos complejos como el de nuevas elecciones. El último organismo tuvo mucha crítica y rechazo a raíz de lo sucedido en el proceso electoral del 2017, por lo que los nuevos consejeros estarán bajo la lupa pública ante cualquier desatino o equivocación.
Es positivo, sin embargo, que hayan llegado auspiciados por organizaciones políticas, sociales y educativas. Un auspicio para concursar no significa una afiliación o una pertenencia a dicho grupo, y esta modalidad representa algo nuevo frente a la antigua designación de consejeros sin auspicio directo o conocido, pero con terribles conexiones al poder de turno y al partido de gobierno.
El nuevo CNE y sus delegaciones provinciales tienen la responsabilidad de velar por el orden en la elección de alcaldes, prefectos, concejales y vocales de juntas parroquiales en todos los rincones del Ecuador. Asimismo, de permitir que millones de ecuatorianos se encuentren registrados y acudan a sufragar sin complicaciones y sin limitaciones.