Obama y lo imposible / Esteban Torres Cobo
Nunca fui un seguidor o un fanático, como muchos, de Barack Obama. Creo que su presidencia y él mismo, por supuesto, se alineó con una agenda globalista común entre gobiernos progres y de izquierda y que el legado que dejó para los Estados Unidos no fue el mejor. Soso y cargado de retórica más que de acción y resultados. Lo cual no impide, sin embargo, admirar su increíble llegada al poder y la victoria definitiva que lo eligió Presidente de los Estados Unidos de América.
Un ascenso que se relata muy bien en el documental de HBO llamado “Obama: en búsqueda de una unión más perfecta” y que recorre su época juvenil hasta su elección máxima a los 46 años. Verdaderamente sorprendente y con dos momentos de antología: su pérdida en las elecciones legislativas del 2000, luego de haber sido senador estatal de Illinois, y su manejo de la peor crisis de su campaña hacia la presidencia debido a las declaraciones incendiarias de quien era su pastor de iglesia.
El primer momento fue crucial en su búsqueda del sillón en el Despacho Oval. Un Obama ambicioso, reconciliado con su pasado y ergido sobre su inusual historial personal de razas y circunstancias hasta convertirse en un símbolo regional en Chicago y el Estado de Illinois que decide retar a un viejo conocido para la Cámara de Representantes del país. Ya era senador del Estado pero quería llegar a Washington inmediatamente. El oponente legendario: Bobby Rush. Activista, pastor, congresista en funciones y otrora fundador de nada más y nada menos que de las Panteras Negras. Obama, impaciente por tomar el poder sin consensos sino por asalto, como lo intentó luego y lo consiguió al lanzarse en la carrera presidencial cuando el momento era supuestamente para Hillary Clinton en el 2008, lo retó y perdió. No pudo contra el gran Bobby Rush. Eso abrió una duda en su interior sobre si su destino estaba realmente en lo más alto de la política y, luego de la depresión, intentó una sola vez más pelear una nueva elección. En el 2003 ganó una curul en el Senado Nacional y luego todo lo demás.
El segundo momento interesante es la crisis de campaña que experimentó en las primarias democrátas ante la poderosa Hillary Clinton por las declaraciones racistas de su pastor, Jeremiah Wright. Obama logra, con un discurso fuera de lo convencional y sin los típicos cálculos políticos, superar un escándalo que pudo haberle costado la elección como candidato demócrata a la presidencia, especialmente por ser negro y porque Wright reinvidicaba la violencia contra los blancos por parte de los negros. Obama se juega con ese discurso toda la campaña y da el giro total para consolidad la coalición multiraza que le acompañaría hasta ganar la presidencia al republicado Jhon McCain. Un documental que vale la pena ver. (O)