Padre perdónales porque no saben lo que hacen / P. Hugo Cisneros
En un mundo de desquite, de egoísmo acentuado, de odios y rencores, la cruz es fuente de perdón: perdonar en comprender al otro en su equivocación, perdonar es aceptar que podemos enmendarnos.
Perdonar es aceptar que podemos dar yrecibir una oportunidad para corregirnos. Perdonar es querer bien al otro.
El perdón sale del corazón yle hace fuente de cariño, comprensión afecto. Perdonar es hacer nacer nuevamente la vida en nosotros y en el que se ha equivocado. El perdonar abre nuestro corazón a todos los hermanos y vuelve a valorar la vida. El perdón está íntimamente ligado al olvido y al dar una nueva oportunidad.
El joven es muy capaz de aceptar esta dimensión de vida que sale de la cruz, porque siente un corazón sano, ha alimentado su vida con un nuevo alimento porque tiene la vida por delante yno puede perderse en los bajos y rastreros egoísmos que impiden que la cruz sea fuente de perdón-vida.
*Padre: A pesar de todo lo que estaba pasando, él reconocía que todo formaba parte de los planes de Dios. Es por eso que en esta oración, más allá de las circunstancias, él sigue reconociéndolo como su Padre y sigue dispuesto a hacer su voluntad, porque para ello es que vino a la tierra (Juan 5:30, Juan 6:38).
*Perdónalos: Jesús, lejos de pedir por su propia situación, centra su oración en los demás. ¡Es por ello que es nuestro gran intercesor! En lugar de pedir por alivio de su dolor, por un rescate, o por cualquier otra cosa que resultara en beneficio de su persona, él se negó por completo a sí mismo para hablar a Dios en favor de los demás. Pero no sólo está hablando en favor de otro cualquiera, sino de aquellos que lo torturaron y lo están llevando a la muerte. A pesar de todo, nuestro Señor amaba a esos hombres que en su locura habían tomado la decisión de matarlo, y le pedía a Dios por todos ellos.
*Porque no saben lo que hacen: ¿Cuál es el motivo por el cual hace esta petición? La necedad humana. Es por eso que el salmista puede decir que el necio dice en su corazón que no hay Dios (Salmos 14:1). Ante las maravillas de la creación, es imposible no reconocer que hay algo detrás de todo ello. De la misma manera, no tiene sentido pensar en que la humanidad rechazara al Hijo de Dios, con todas las profecías que se cumplieron en él. ¡Ellos no sabían lo que hacían! ¡Era una completa locura! Es por eso que ante tal sinsentido, Jesús pide que se les perdone este pecado.
Cuando analizamos este pasaje, tendemos a pensar que Jesús está orando simplemente por aquellas dos, tres, veinte, quizás cien personas que participaron en su arresto y posterior muerte. No obstante, esa es una visión completamente limitada de la situación que se estaba dando. Sí, el Señor pide por ellos, pero va mucho más allá en su oración, considerando a toda la humanidad. Todos somos necios; todos rechazamos a Dios. Ninguno de nosotros lo glorificó y le dio gracias por todo lo que hizo (Romanos 1:21); ninguno de nosotros lo buscó alguna vez (Romanos 3:11); todos estábamos perdidos y habíamos tomado cada uno nuestro propio camino (Isaías 53:6). A pesar de la evidencia que tenemos de la existencia de Dios y de sus bondades, todos los rechazamos, alejándonos de sus mandatos; todos pecamos contra él. Sin dudas que ninguno de nosotros supo alguna vez lo que estábamos haciendo al ponernos en contra del Dios Creador de todo.
La situación cambió por completo con esta oración de Jesús. Él, al ser uno con el Padre, siempre pide conforme a su voluntad, por lo que todo lo que pide le es concedido. Por lo tanto, tenemos que ver la respuesta de Dios a esta oración en algún lado. No tenemos que ir muy lejos para encontrarla: la muerte del Hijo fue la contestación. Cuando él murió fue un sacrificio agradable a Dios para el perdón de nuestros pecados, de manera que cualquiera que crea en él para salvación habiendo nacido de nuevo, pueda llegar a alcanzar ese perdón por el que Jesús oró. (O)