País pequeño y dividido

El país que todos anhelan solo es posible con una economía estable que permita el acceso a una calidad de vida en igualdad de oportunidades (Welfare State). La solución para que esto suceda es la generación de fuentes de empleo, problemática que los diferentes gobiernos no han atendido y han llegado al extremo de maquillar cifras oficiales mintiendo a los ciudadanos. Pero es imposible tapar el sol con un dedo, una de las terribles consecuencias es la migración de miles de ecuatorianos y el aumento de patologías psicológicas como la depresión, ansiedad, incluso el suicidio. Nadie puede mentir, que al no contar con trabajo los hogares se destruyen, se dividen familias y aparecen enfermedades mentales que se han convertido en una problemática de salud pública y a la que subestiman su gravedad; así también surgen problemas sociales por ejemplo el consumo de alcohol, drogas y la hoy famosa delincuencia que a muchos les aterra, pero nadie actúa para solucionar sus encarnizadas raíces.
Ecuador con el propósito de cristalizar una estabilidad económica y un desarrollo industrial deben existir algunas variables, entre las más sobresalientes son: estar en sintonía puertas afuera con los poderes hegemónicos que dictan la política económica y comercial, a quienes les conviene tener al país tal cual, porque a un país sumiso, fraccionado social y en su ideología, les resulta manipulable su control. Y la otra variable es puertas adentro, donde todo el pueblo ecuatoriano aúna sus esfuerzos y progrese en conjunto. Esto no sucede en Ecuador desde varios siglos atrás, ya que la población actúa similar a la metáfora de la olla de los cangrejos, donde no trabajan juntos para de forma fácil poder escapar, y en lugar de ello compiten por estar encima del resto, tirando unos de otro en una competición inútil y al final el grupo acaba en la olla de agua hirviendo. En pocas palabras “si yo no puedo, tú tampoco”.
Este fenómeno social está identificado en los resultados de las elecciones del domingo 13 de abril. Sumando los votos blancos, nulos y el ausentismo se tiene 3.2 millones de personas versus a los 10.3 millones de votos acumulados que reunieron los contendientes, esto significa que un 24% de ciudadanos no les interesa o no estuvieron de acuerdo con el acontecer político, y de los votos válidos un 44% fue de González y un 56% de Noboa. Es claro, existen 3 grupos de pensamientos en un país demasiado pequeño que se acerca poco a poco al precipicio. Una vez más, se visualiza un país fraccionado, dividido, desorientado, lleno de intereses personales, envidia y comportamientos egoístas. El Ecuador debe, de manera urgente, dejar de poner su fe en los políticos y eliminar de sus pensamientos que estas lumbreras resolverán la vida de la población. Los ecuatorianos deben unirse, enfocarse en objetivos por el bienestar común y proponerse a trabajar en un modelo económico funcional donde la patria gane. Es momento de cambiar paradigmas y eliminar malas costumbres, caso contrario se iniciará el apocalipsis ecuatoriano. (O)