PAN EN LA MESA

Columnistas

En gran parte del Ecuador los hogares compran pan, en consecuencia, el trigo es uno de
los principales cereales en la dieta, superando los 35 kg de consumo per cápita. De aquí
la importancia de analizar historiográficamente la demanda de trigo y el pan como su
principal elaborado, lo que conlleva a encontrar sorpresas entorno a la soberanía
alimentaria y sustentabilidad, ya que la ciudadanía piensa que el pan de su desayuno se
produce con gramínea del país, y no es así; se importa el 98% del cereal para cubrir la
demanda nacional. Aunque su origen no es latinoamericano, el pan se ha constituido en
una tradición en las mesas ecuatorianas, ya sea por su costo, sabor, beneficios
nutricionales o fácil disponibilidad. Es por esto que el consumo ha crecido directamente
proporcional a la población y cada vez encontramos innovaciones a partir de esta
gramínea como tortas, galletas, fideos, etc. Lamentablemente, desde 1970 en el país no
es rentable sembrar trigo. Este problema tiene diferentes aristas que han marcado a la
industria molinera a través de los años hasta la actualidad. Desde los setentas es más
barato importarlo que producirlo localmente, esto ha ocasionado que las molineras se
abastezcan de cereal extranjero. Es imposible para los productores locales competir en
precios pues a nivel de América Latina registramos el rendimiento por hectárea más
bajo. Es importante y urgente que como política pública se analice la producción local
de trigo en términos de soberanía alimentaria y sustentabilidad porque puede ser el
inicio de un caos comercial el cual muy fácilmente puede trasladarse a otros rubros del
campo y ante los ojos de todos los ecuatorianos muy pronto en la mesa consumiremos
solo productos importados debido a que con economías a escalas y tratados de comercio
internacionales resultará más caro producir en Ecuador, y ciertas actividades
económicas dejarán de ser rentables y posiblemente quebrarán.

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