¿Para qué somos buenos los ecuatorianos? / Ximena Yánez

Hace días salto a mi mente esta inquietud, así que hice una encuesta y las respuestas no fueron tan alentadoras, algunas personas mencionaban una sola característica, otras decían que somos como los demás sin nada que nos caracterice y las últimas más que cualidades señalaban defectos.

En realidad este comportamiento es común, cuando nos preguntan para que somos buenos se hace una misión imposible reconocer nuestros atributos, será que nos hemos acostumbrado a las críticas, a que nos señalen solamente lo malo que hacemos y que nos repitan incansablemente nuestras equivocaciones, que terminamos convenciéndonos de aquello.

Así también nos pasa como ciudadanos ecuatorianos, después de responder lacónicamente los encuestados, seguí indagando  y comenzaron a aflorar  otras características, que ya mostraban cualidades específicas que nos distinguen,  la primera fue la amabilidad ese trato gentil que damos, especialmente a los extranjeros, si averiguan alguna dirección es muy probable que le acompañemos a su destino para que no se pierdan, aunque eso signifique perdernos  del nuestro.

Otra característica fue que somos trabajadores, pese a las circunstancias difíciles emprendemos negocios, empresas y en fríos o soles estamos ganando el pan del día, a esto se suma la honradez en nuestro accionar, no  planeamos perjudicar a  nadie.   El humor es otra cualidad que  poseemos, somos ocurridos  de  cualquier situación sea buena o mala le sacamos  chiste, esas bromas oportunas que nos matan de la risa.

Como toda regla tiene su excepción, sin duda habrá gente que este lejos de poseer lo mencionado, pero el común o la gran mayoría somos gente de bien, solidarios frente a la desgracia ajena, respetuosos, saludadores especialmente en el campo donde le hacen sentir parte de su comunidad, generosos con lo mucho o poco que tenemos,  la falla es que no caemos en cuenta de nuestra riqueza, nos lavaron el cerebro diciéndonos que somos conformistas, que esperamos que todo nos caiga del cielo, que somos desorganizados, corruptos y en verdad debemos reconocer que ha pesar de no ser así, no nos unimos para decir lo contrario, juntemos nuestras voces y gritemos a los cuatro vientos que los ecuatorianos somos gente noble, luchadora, capaz de conseguir lo que se proponga. (O)

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