Por lo que la prensa calle… / Andrea Manjarrez Ocaña
El mundo está repleto de profesionales, de trabajadores, y las ramas educativas, laborales son infinitas, pero existen grupos de personas que tienen una forma única de ver la realidad, las cuales llevan consigo elementos como: una grabadora que capta los pensamientos mas íntimos del ser humano emitidos en palabras; una cámara fotográfica que captura retazos de vida, historias activas en tan solo una imagen; una pluma y papel, cosas quizá para muchos insignificantes pero capaces de impregnar sucesos trascendentales que marcan la historia. Ahora no puede faltar la cámara de video que graba hechos, gestos expresiones, para luego transmitirlos a través de una pantalla. Quienes día a día pelean batallas contra el tiempo, contra la complejidad para cumplir una misión, “el de estar en lugar preciso a la hora precisa sin importar las circunstancias”, no son súper héroes, ni hombres de hierro, tampoco caminan por las calles con chaleco antibalas, tan solo traen un escudo inexistente que es la veracidad, ellos son los periodistas. Inmersos en el gran ejercicio periodístico encontramos a hombres y mujeres sensibles, altruistas, inteligentes, emocionales, que a los largo de su carrera y su vida laboral, cumplen su desempeño intelectual y humanístico compartiendo a diario vivencias, acontecimientos, y mensajes, mostrando e informando al mundo entero lo que hay detrás de lo que perciben los simples “cinco sentidos del ser humano”, lo que exige razonamiento; mirando al mundo con los ojos de otro, exigiendo una comparación entre las dos caras de la moneda. El profesional de periodismo debe mirar a la comunicación como algo más que un simple título universitario, sino una actividad viviente, palpitante, apasionante, que pone a un pueblo entero a prueba, pues acertadamente dice Luis A. de Bonald “Un estado puede ser agitado y conmovido por lo que la Prensa diga, pero ese mismo Estado puede morir…Por lo que la prensa calle”… (O)