¿Por qué no reaccionamos?

Columnistas, Opinión

En el gran torrente de la red de interconexión mundial de libre acceso se puede encontrar una gigantesca cantidad de reflexiones, algunas cosas en las cuales, a veces, como hombres de bien, nos vemos identificados, aquí algo de ello:

“Tú te preparas, estudias una dura carrera universitaria, más un post grado de tres a cinco años. Estás listo para la vida. Haces pareja, y un par de hijos llegan al instante. Hay que financiar el hogar, ambos trabajan, los abuelos ayudan. Te formaron con principios, y moral. Tienes un nombre que te enorgullece, y que tus hijos heredarán. Hasta allí, un cuento de hadas. Pero… vives en un país en donde los corruptos son autoridades. Desde la más alta, y en cascada hasta los mandos inferiores. Malgastan tu dinero, roban con total desenfado, y son tantos, que se tapan y se socapan entre ellos. De repente, la mafia se rompe, y cantan. Nunca estuvimos tan cerca de tener hospitales con medicinas, becas para los muchachos más pobres pero muy capaces… nunca estuvimos tan cerca de salir del subdesarrollo. Entró mucho dinero, y se lo robaron todo en 14 años Y encima, nos endeudaron por 3 generaciones. Malditos. Moralmente, un país destrozado. Si hablas, quedas fuera. Sin trabajo, sin futuro. 

Y miras, con asco, como tus jefes se roban el futuro de tus hijos. Malditos revolucionarios. Y siguen más vivos que nunca, agazapados nomás, en silencio. Listos para el siguiente zarpazo. Malditos.  ¿Por qué no reaccionamos? ¿Que nos pasó? ¿Cuándo nos castraron? Entre murmullos, decimos «no puede ser”, pero es. «No pueden ser tan &@$#/… pero son. Se necesitan dos: uno que robe, otro que se deje robar; uno que te ofenda, otro que se deje ofender; uno que te engañe, otro que se deje engañar. El siglo XXI está vivo, está aquí. Nosotros también. Y estoy harto de tanta m&@$#/°… Decídete y seremos dos, y pronto, muy pronto seremos suficientes.”

Conceptualmente en el mundo psico-evaluativo las redes hablan así: “Se cree que no tienen curación. Que, en ocasiones, son individuos más inteligentes que el promedio. No respetan la jerarquía obtenida por la diferencia de sacrificios. Son cobardes, temerosos y llenos de miedos interiores, que ocultan tras una fachada de bravuconada, prepotencia y autoritarismo. No sienten remordimiento ante actos de corrupción. Explotan con facilidad. De la aparente risa y buen humor, pasan rápida e inexplicablemente a la crueldad insospechada. Experimentan afectos intensos, pero de poca duración. Son desleales y tienen grandes resentimientos sociales injustificados. No escuchan opiniones ajenas a las suyas y son incapaces de reflexionar sobre sus errores. Viven engañando a los incautos con sus fantasías y alucinaciones y se creen los nuevos profetas de este mundo repartiendo pobreza a millones para crear subsidios y programas de codependencia para eternizarse en el poder. Son farsantes que con la máscara de luchadores sociales se enriquecen a costa de aportes e impuestos de los que sí trabajamos. Tienen una conducta lesiva para la sociedad donde viven. Son los símbolos de la decadencia, de la derrota cultural y la destrucción de valores.” (O) 

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