Primer plano
Desde que empezamos a garrapatear palabras y frases en calidad de estudiantes podríamos decir que somos escritores, casi. Los pensamientos están en la mente, pero hay que ponerlos en el papel, hay que escribirlos. El mundo es un inconmensurable escenario que provee de todo, inclusive un seminario de escritores cuyas ideas nos impulsan a rascarnos la testa.
Hay escritores convencidos de que la tierra es físicamente viva, preñada con poder y significado, cargada con conciencia supra humana que modela la imaginación y subraya todo lo literario. El medio ambiente, otras criaturas, la biosfera, la cosa viva de la que somos parte, sin la cual no somos nada. Los sucesos diarios nos ayudan a encontrar conexiones imaginativas, íntimas, entre uno y otro ser humano, y el mundo. No hay lugares silentes, y si los hubiere serían sostenes de escritores sordos solamente.
Otros escritores consideran la naturaleza como una cifra de piedra, pizarra vacía sobre la cual los seres humanos escriben -escribimos- bien o pobremente. Escritos que solo la imaginación puede traerlos a la vida. Sin el hombre, la naturaleza es un arenal. El creador es hechicero que manipula elementos. La naturaleza, la asistente que apuntala, sostiene al mago. El arte es eterno para los platónicos, el mundo material es efímero.
Imaginémonos dos grupos de campesinos que consideran a la agricultura como algo sagrado. Sin embargo, un grupo venera el suelo, la otra reverencia el arado. Hay dos creencias separadas, dos lenguajes separados. En reunión fraterna, distinguidos autores se sienten cómodos con los temas. De repente se dividen en dos grupos, confrontan el uno al otro a través del río que no les tenderá puentes en el seminario de fin de semana, o en el de toda la vida.
En el extremo estético está sentado el maestro, el apóstol del sacrificio, el consumado caballero literario sin traza alguna de barro en sus pies. Su compañía de agnósticos suscribe la declaración del humanismo primitivo de Protágoras: «El hombre es la medida de todas las cosas.» Acerca de principios, los participantes manifiestan su acuerdo: «Los lugares no tienen espíritu, el sentido de lugar es una creación.» Lo real es lo que sucede en el primer plano, en el pensamiento, en las experiencias de la vida. En resumen, escribir sobre la gran tesis de hoy y de siempre: tiranía o libertad. (O)