Productos para mascotas / John Tello Jara.

Columnistas, Opinión

En el mundo existe aproximadamente 500 millones de canes, de los cuales solamente en Europa viven 75 millones; la relación entre los perros y los humanos se remonta a unos 13.000 años (con el hallazgo de huesos caninos en enterramientos conjuntos), siendo animales de manada, su deseo de vivir en grupo es importante, no se trata de que se encuentren entre perros mismo, ya que pueden estar con personas e incluso con otros animales.

La lealtad de los perros rebasa el límite de la alimentación y el albergue, su “rostro” alegre   se evidencia cuando el dueño vuelve a casa y la tristeza los invade al pasar mucho tiempo solos; su comportamiento es similar, así el dueño esté sin trabajo, divorciado, sin dinero o enfermo, su amor y bondad fortalece la relación al pasar los años, aspecto que motiva a su dueño, comprar productos que pueden ser de gran utilidad.

Bolsos y maletas para transportarlos de un lugar a otro especialmente cuando son pequeños (de corta edad), las camas y las colchonetas para que reposen en sitios adecuados de la casa y protegerlos de la injerencia del clima, los bebederos y la comida para que permanezcan sanos y robustos; además, platos para su alimentación, placas de identificación, bozales, productos de adiestramiento, arnés, cepillos, cortauñas, juguetes de caucho y demás son requeridos para la gente que amamos a los animales.

En nuestro país se estima que la población canina llega a 1´765.744, y la felina a 263.520 (datos al 2014), en la actualidad se considera que existe un animal por cada cinco habitantes y que tan solo en Quito se tendría 600.00 mascotas y que de estos, 100.000 canes se encontrarían abandonados.

La suerte no se presenta para todas las mascotas, el negocio para vender productos que permita una mayor felicidad de los canes y felinos y una vida en armonía con los humanos identifica alternativas de negocio para los emprendedores; ojalá algún momento podamos identificarnos con aquellos animalitos que no tienen hogar y pululan por las calles de nuestra ciudad en búsqueda de alimentación y un poco de cariño. (O)

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