Psicoanálisis del fanatismo / Dr. Guillermo Bastidas Tello
El fanatismo es un dogma o comportamiento psicopatológico que implica una efervescencia y actividad acrítica, para principios religiosos, políticos o ideológicos, y que insiste en estándares muy estrictos sin ninguna tolerancia por ideas u opiniones contrarias.
El fanático cree ser dueño La Verdad y odia, detesta, maldice, reprueba cualquier otro punto de vista.
Hablar de fanatismo conlleva a grandes dificultades: herencias ancestrales, figuras, estampas, efigies idealizadas que se erigen portentosas, ensombreciendo a cualquiera que pretenda igualárseles; son un conjunto de ideas grabadas en piedra, imposibles de alterar y que no pueden ser fácilmente cuestionadas.
En el Fanatismo, hay un sólo camino, un solo sendero un solo atajo y hay que seguirlo, sin cuestionar, sin preguntarse el destino. Y pobre de aquel que se pierda, despiste o a aleje de esta senda: pues sufre el castigo divino y el escarnio de sus semejantes.
Los fanáticos políticos presentan como rasgos psicopatológicos una terrible inseguridad para compensar sus sentimientos de inferioridad por la fuerza, el chantaje, la coacción o la mentira, el fanático político posee una escasa capacidad de razonamiento, lo cual les impide pensar, generar ideas y responder preguntas cotidianas.
Jacinto Benavente, Dramaturgo Español dice: “El honor no se gana en un día para que en un día pueda perderse. Quien en una hora puede dejar de ser honrado, es que no lo fue nunca”.
La estructura mental del fanático único, principal es más compleja, más torcida, que la de sus seguidores.
Los fanáticos sumisos pueden ser conformistas, a quienes el fanatizante auténtico les permite expresar inquietudes o heridas sin culpa.
Los fanáticos buscan la seguridad asociándose a algún Totem o Tabú todopoderoso pero esa seguridad terminará por derrumbarse ya que el círculo de enemigos no para de crecer en un sistema paranoide.
El fanatizante es una personaje con una enorme personalidad, conquistadora, con tendencia a volver todo hacia sí mismo.
El fanático está obsesionado con el poder, cercanos al delirio. El fanático inducido es más bien alguien que busca confundirse en el grupo, pierde su individualidad y termina siendo una rueda más en el mecanismo social. (O)