¿Qué le pasa a Jorge Lozada?/ Pedro Reino Garcés

Columnistas, Opinión


“Sentado frente al computador, me quedaba en el primer párrafo. En mi cabeza las ideas iban y venían en una u otra cosa. Recordaba las palabras de Micaela: ´Escribe con lo que sabes y conoces, con lo que has vivido, escuchado y leído, una nueva realidad…´” (Jorge Lozada, No pasa nada en los talleres literarios, 2019). ¿Qué le estará pasando a este escritor ambateño que, según las evidencias, se ha contagiado de la obsesión por dejar impresas sus palabras en medio de un laberinto de epidemias incurables, incluidas las sociales, para las cuales no hay más tratamiento que la resignación y el desafío?

Nos está anunciando su presencia, su vigencia, su fortaleza ante la adversidad de lectores, ante los recortes presupuestarios a la cultura, ante el desprecio institucional a la intelectualidad, ante esa cápsula de cinismo orgánico de quienes fomentan quehaceres intelectuales, etc. que ha publicado un nuevo libro que se ve en portada con el título de “El Saxofonista”. De él tenemos La Chuma del Loco (1991), Sueños (1992), La Niña Susi (2015), Vasija de Tarro (2017), No pasa nada en los talleres literarios (2019). Él mismo es crítico en el aludido libro de que “no pasa nada en los talleres literarios”, al mostrarnos esa realidad provinciana en la que nos desenvolvemos. ¿Será de ir a buscar sus libros en Mr. Books y sentir una rara alegría porque alguien mire y pregunte por nuevos escritores? Claro una librería en el Maal de los Andes, con grandes fotos de los Tres Juanes del siglo XIX debería tener obras de ambateños que escriben en el siglo XXI. Pero para eso hay que hacer trámite en Quito, porque el “nivel” de la librería y sus exigencias tienen su estatus y sus trabas, por más negocio que sea. “Bueno,… esta librería tiene de todo, menos libros de literatura de ficción de autores ecuatorianos” (Lozada, 2019). Pero hay otros que escriben mejores ficciones adulterando la historia y contentando a su círculo, y eso se vende rápido porque son escritores de marketing para lectores de clase.

Estas y otras pequeñas  constancias que desbordan a la ficción, se le escapan como perlas de nuestra realidad a nuestro escritor que va abriendo su propio sendero para sostener la identidad y la tradición intelectual de esta provincia, de la que se predica con orgullo en todos los discursos por parte de quienes niegan los presupuestos o nos mienten los apoyos, dada  nuestra condición de gente culta.

La vida centroandina relatada con ese realismo de lenguaje y situacionalidad (para no decir contextualidad) de los jóvenes estudiantes provincianos en la Capital, es lo que servirá  de imagen fotografiada para la sociología, según “lo que sabes y conoces, con lo que has vivido, escuchado y leído, una nueva realidad”. Después de comer un yaguarlocro en Guayllabamba “…por fin se ve Quito. Los moteles, el cementerio (por asociación de “entierros”). La ciudad es un mantel sucio tendido a la maldita sea sobre un campo seco y con una nube de hervor que se va perdiendo en el firmamento…”

Si el lector se anima, encontrará, como en un mural, los espejos de nuestra realidad cotidiana. Las infidelidades por ejemplo, evidenciadas por la aparición pública de esos negocios visibles que  se llaman moteles, y que había que explicarles a los niños preguntones, que se  trata de lugares donde venden mote, de día y de noche. Eso para que no le pase lo que se contaba del “Mono loco” (que) se rayó completo, parecía vaquero con el calzoncillo en la mano tras la Lucía”.

El fútbol también tiene su reflejo en este su espejo escrito: “Me presentó a quien iba a ser mi suegra y, en la sala, a mi suegro, habían sido de tú te ti con el Lucho. Claro, al ver el escudo del Macará, entendí el por qué. Banderines, trofeos, recortes de periódicos, adornaban las paredes. Y usted ¿hincha de qué equipo es?/. No le ves la cara, este es como el Guido Montalvo, del América- dijo del Lucho…”. En fin, apuntemos y saludemos el andar de un nuevo libro de Jorge y hagamos votos porque tenga el mejor homenaje: la lectura de sus obras.      (O)

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