¿Qué ocurrió en las últimas elecciones? / Ing. Patricio Chambers M.
Después de la jornada electoral del 24 de marzo y a lo largo de esta semana hemos escuchado de varias fuentes -muchas de ellas bien informadas- así como de personajes muy conocedores de temas políticos, diversas explicaciones sobre lo ocurrido con los resultados en su mayoría sorprendentes de las últimas votaciones.
Ha trascurrido una semana y con los ánimos más calmados, nos gustaría puntualizar algunos aspectos con el afán de tener cada vez mayor claridad sobre estos temas, además sacar algunas lecciones aprendidas, pero por sobre todo mirar hacia adelante con la seguridad de quien construye un mejor futuro para todos.
Lo primero que cabe resaltar es que las cosas en política no se mueven en meses sino en años y décadas, de ahí que las estrategias de los movimientos o partidos que perduran, son pensadas siempre a largo plazo tomando en cuenta que durante ese tiempo hay momentos en que ellos pueden encontrarse en la cima o quizás en el fondo mismo de la aceptación social.
Por otra parte, a la postre las elecciones no son sino una especie de cierre de períodos cuyos resultados son consecuencia de lo que se hizo o dejó de hacer anteriormente, recordando además que la memoria del pueblo generalmente es en extremo frágil y con facilidad olvida lo pasado.
Sobre esa base, en las últimas elecciones se puso en evidencia la estrategia exitosa que el “correísmo” implementó tiempo atrás. Nos referimos a promover el surgimiento de una enorme cantidad de organizaciones y candidaturas, como no se lo había visto antes, logrando que la votación se diseminara en tal medida que su porcentaje de voto duro (que se mantiene alrededor del 30%), le permita captar algunas dignidades importantes. Un claro ejemplo de ello lo podemos ver en la Provincia de Pichincha
La misma estrategia funcionó para la inconsulta acción de elegir a los miembros del Consejo de Participación, a través del voto popular. Un enorme porcentaje de ciudadanos desconocía y sigue desconociendo, quiénes mismo son estas personas. Lo cierto es que detrás de muchos de ellos está la mano del ex – presidente.
Otro aspecto claramente manifiesto a juzgar por resultados, es que la mayoría de ecuatorianos está como decían los abuelitos “hasta el copete” con los políticos de siempre, lo cual se vio claramente en la propia ciudad de Ambato tanto como en otras latitudes como en la provincia de El Oro.
Lamentablemente, esta idea de “cambiar por cambiar” tiene la gran debilidad del nuevo y a veces aún peor, la improvisación que acarrea graves problemas. Esto se dio por ejemplo en ciudades como Quito y Cuenca.
Algo que debe ser tomado muy en cuenta es la presencia indígena así como de las capas sociales de menores recursos, cuya incidencia en el poder es cada vez mayor. Evidentemente el mejor ejemplo es Tungurahua.
En fin, son análisis y reflexiones que debemos hacer si buscamos una mejor proyección hacia el futuro. (O)