¿Quién se beneficia? / Editorial
El presidente ecuatoriano Guillermo Lasso tomó una medida extrema, la disolución de la Asamblea Nacional. Los asambleístas no llegaron a votar por la destitución del presidente que se debía dar el sábado y Lasso en alarde de fuerza cerró el recinto legislativo con la denominada “muerte cruzada”. Se convocará a elecciones anticipadas y gobernará con decretos-leyes de urgencia económica mientras se realizan las nuevas elecciones.
Esta medida, a pesar que tiene esa facultad constitucional el Presidente, no garantiza que el rumbo del país cambie. Resulta que éste empeora por la mala imagen que damos en el contexto mundial, ya que los Parlamentos son la cuna de las democracias por la representación popular de diferentes tendencias políticas, nos guste o nos disguste. Esa mala imagen internacional se verá reflejada con la desconfianza de inversión en nuestro país y con un Riesgo País que se dispara. ¿Quién quiere invertir en un país que no da seguridad jurídica?
En su decreto ejecutivo 741, el mandatario citó como causal ‘grave crisis política y conmoción interna’. Se buscó una causal que no necesita la aprobación de la Corte Constitucional. Lo que está claro es que no hay conmoción interna, solo hay un juicio político en curso y que con esa acción se impidió que continúe y se vote.
Desde hace algunos meses, los correistas pedían la “muerte cruzada”, hoy el Gobierno del Encuentro les entrega en bandeja de oro. En seis meses habrá elecciones y la fuerza política con mayores posibilidades de ganar justamente es la del ex presidente Correa. Ellos ganaron las elecciones seccionales de febrero de este año en las provincias más grandes del país como Pichincha, Guayas, Azuay y Manabí; es lógico entender que repetirán esos triunfos. En la mente del ecuatoriano quedará flotando si el gobierno de Lasso actuó por el país o hubo un pacto. (O)