Razonamiento democrático

La democracia constituye uno de los valores universales, mediante el cual los ciudadanos, legalmente empadronados, ejercen el derecho, a voluntad expresa, para elegir las autoridades que desea le representen; y que son, la base de la autoridad del poder público. Esta actividad obligatoria en nuestro país, se enmarca en el respeto de las libertades fundamentales y el principio de celebración de elecciones auténticas y periódicas, como elementos esenciales de la democracia.
El alto Comisionado de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos, manifiesta que: “La participación política y pública resulta fundamental para la gobernanza democrática, el estado de derecho, la inclusión social y el desarrollo económico, junto con la promoción de todo el conjunto de derechos humanos. Los derechos de participación desempeñan un papel importante en el empoderamiento de las personas y los grupos, lo cual es indispensable para eliminar la marginación y la discriminación”.
En el día del Maestro Ecuatoriano, los ciudadanos acudiremos a las urnas para elegir a las dos más altas autoridades del Estado. El escenario político electoral está convulsionado, hay presión social ejercida por la narcopolítica y las mañosas acciones que cada bando político ha denunciado. Paralelamente, el Estado lucha contra los GDOs que siembran el caos preelectoral, claramente dirigido y que ha obligado, como nunca, a blindar al acto electoral con prohibiciones como el no usar el celular para fotografiar el voto, evitando la coacción física o amedrentamiento como también, la compra-venta del sufragio en favor de determinada candidatura, denunciado desde el alto organismo electoral.
La corrupción y la realidad social actual causan frustración política en muchos ciudadanos, razones por las que prefieren no ejercer su derecho al voto y deciden, figuradamente, “botar su papeleta a la basura”. La polarización de fuerzas e ideología: derecha e izquierda sin que medien partidos políticos, sino tendencias, ambiciones, apetitos desmesurados por hacerse del poder. Ya no importa la ideología o la doctrina partidista; ahora, los que antes se patrocinaban y alcanzaron puestos estelares con la izquierda; de pronto asoman abrazando la bandera de la derecha y juran luchar para defender los derechos de los pobres. Ya no llama la atención; la desvergüenza le ganó espacio a la dignidad y al decoro; así como la mentira contumaz a la pelada verdad o la perturbadora demagogia a la honrosa sinceridad.
¿Qué ha pasado con la generación actual que no es capaz de discernir, analizar o discriminar las ofertas o el léxico electorero en el que subyacen las intrigas o maniobras en elecciones que esbozan los políticos para alcanzar el soñado beneficio de ser servidor público temporal con un sueldo privilegiado? ¿Es el resultado de una mala educación para el ejercicio democrático?
Votar y botar, son dos palabras homófonas, que se pronuncian igual, pero se escriben de forma diferente, pero ambas contienen una acción material definida como producto del razonamiento concreto. Botar, significa lanzar, echar fuera o lanzar algo. Votar, significa dar el voto en una elección. Yo voy a votar por el futuro de mi Ecuador del alma. (O)