Realidad por defecto

La verdad y la acción, como herramienta política idónea, no admiten prueba en contrario. Fluyen de manera natural, incontenible y diáfana. Muchos, serán los intentos fallidos por disfrazar la realidad en la intención ulterior de posicionar falsos testimonios, delitos y usos indebidos, a una persona honorable e incorruptible, pero no tendrán la fuerza suficiente para configurar una certeza y terminarán revoloteando en la coladera de alguna alcantarilla, en tanto los protervos señalamientos se volverán un búmeran en contra de sus autores y de sus mezquinos intereses.
Por ello, que importante es para una persona ser y presentarse ante el mundo tal cual es; sin poses, maquillajes, mensajes aprendidos o gestos ajenos al comportamiento habitual.
Auténtica, en toda la extensión de la palabra; para evitar hacer parte -no solo del ridículo- sino y fundamentalmente, de esa crítica fenomenológica que se conoce como «la entronización de la estupidez» y que tiene por objeto celebrar o dar poder a ideas, comportamientos o personas que reflejan ignorancia, superficialidad o falta de reflexión profunda.
Por demás gracioso resulta mirar y leer un remitido -fechado a último día de mes- reclamando información y resultados evidentes de un viaje presidencial publicitado nacional e internacionalmente y concluido dos días antes de la emisión del comunicado de marras.
El más ingenuo de los ecuatorianos se estará preguntando ¿qué se pretende con ese remitido?, ¿qué se busca lesionar y a quién, afincando su texto en el desastre y el dolor de un pueblo costero?, e hilando fino se dirá: “intentando politiquear” con socarronería y burla en contra del presidente-candidato que, a despecho de unos cuantos bribones, da muestra evidente de un comportamiento diferente y con altura de mira, ha logrado posicionar -en uno de los momentos más cruciales de la historia- a todo el País, a todo un Pueblo, en la órbita internacional del relacionamiento y la cooperación.
Umberto Eco y José Ortega y Gasset, filósofos y pensadores críticos sobre el declive de la reflexión intelectual y el auge de la mediocridad en la esfera pública, sostuvieron en sus reflexiones atinentes a la cultura de masas <<cómo la democratización de la información en internet, si bien es un avance, también ha dado voz y relevancia a discursos carentes de profundidad>> a tiempo que advirtieron <<el peligro de que el «hombre-masa» (quien no busca comprender en profundidad) asuma el control de la opinión pública y las decisiones sociales>>.
El fenómeno irreflexivo, cuanto la cultura del espectáculo y la posverdad, así como el anti-intelectualismo y la polarización no son un tema nuevo, pero eso sí, han adquirido mayor visibilidad debido a la globalización de la información y el auge de las redes sociales.
Muy probablemente invitando a pensar que “esa realidad por defecto” impone la necesidad de una revisión.