Redefinir la Masculinidad / Alejandra Sánchez

Columnistas, Opinión

La sociedad ecuatoriana, al igual que muchas otras en el mundo, lleva el sello de estereotipos de género y roles predefinidos para hombres y mujeres. Profundamente arraigada en nuestra cultura se encuentra la noción de la masculinidad tradicional, que dicta un conjunto de expectativas y comportamientos que los hombres están obligados a cumplir.

La narrativa convencional de «ser hombre» ha estado gobernada por atributos como fuerza física, invulnerabilidad emocional y la responsabilidad de ser el principal sostén económico. Estas expectativas han desencadenado una serie de problemas graves, entre los que destacan el preocupante índice de suicidios entre hombres y la prevalencia de la violencia. Además, inhiben la expresión emocional de los hombres, sometiéndolos a presiones psicológicas y sociales con consecuencias potencialmente devastadoras para su salud mental.

No obstante, en los últimos años, se ha reconocido la necesidad de reinterpretar y ampliar nuestra comprensión de la masculinidad para adaptarnos a nuevas realidades y fomentar el bienestar emocional y psicológico de todos los individuos. Es esencial entender que los roles de género son construcciones sociales y, por lo tanto, pueden ser desmantelados y redefinidos. El nuevo paradigma de masculinidad promueve la diversidad y la flexibilidad, reconociendo que no existe un único modo de ser hombre. Esta perspectiva fomenta el entendimiento y la aceptación de las emociones, alentando la comunicación emocional saludable entre hombres y desafiando la obsoleta noción de que los hombres siempre deben ser fuertes y reservados. Se valora la autenticidad, la vulnerabilidad y la equidad, permitiendo a los hombres expresar sus emociones abiertamente y sin temor a la crítica. La verdadera fuerza no reside únicamente en lo físico, sino también en la capacidad emocional para enfrentar temores y buscar el bienestar mental.

Redefinir la masculinidad no solo es una cuestión de justicia social y salud mental, sino que también permite a los hombres explorar y expresar libremente su identidad sin restricciones impuestas por expectativas obsoletas. A la vez, contribuye a desmantelar los patrones de desigualdad de género, favoreciendo la construcción de una sociedad más equitativa y respetuosa. Esto implica cuestionar y desafiar los estereotipos tradicionales. (O)

Psicóloga

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