Reflexiones al cierre del 2019 /Edison Narváez Z.
Al cerrar el año 2019 todos queremos hacer evaluaciones, las angustias del desequilibrio fiscal y de la deuda flotante (acumulación de retrasos en los pagos) fueron el pan de cada día y marcarán un trabajoso punto de partida en el 2020 con cuantiosas cuentas por pagar.
El paro nacional de octubre de 2019 generado por la eliminación del subsidio a los combustibles, dejó pérdidas cercanas a los 800 millones de usd, ante lo cual el Banco Central ha estimado un decrecimiento de la economía; de la misma manera el Fondo Monetario Internacional ha coincidido con este criterio; sin embargo es pertinente manifestar que más allá del Paro, el decrecimiento económico del país se explica por efectos de una pobre inversión tanto del sector público como privado, que ciertamente disminuyen el empleo, descienden la producción y desemboca en la caída el consumo. El Ministerio de Finanzas ha informado que la inversión y la obra pública se han reducido en un 30%. Lo cual corrobora lo anotado.
En este entorno hablar de recuperación en el 2020 resulta un tanto ocioso, más allá de que existen expectativas en la actividad minera y del sector de la construcción; así como la esperanza de impactos positivos en algunos temas como la Simplificación Tributaria y la Focalización de Subsidios; el escenario ciertamente es complejo toda vez que se nos viene un año preelectoral.
Es imperativo que la economía crezca, al menos en igual proporción del crecimiento poblacional, el mismo que tiene un crecimiento promedio anual superior al 1.5%; esta preocupación debe ser asumida con responsabilidad por parte del gobierno central y de los diferentes sectores de la sociedad; sin embargo, desconsuela ver como este padecimiento lo tienen pocos, es evidente como la mayoría solo busca saciar sus intereses personales, partidistas y sectoriales. Los ecuatorianos lo vivimos en octubre después de 11 días de inclemente paro nacional…. Pobre mi país.
En el 2020 necesitamos ajustar un modelo económico que sea compatible con la dolarización, una mayor participación del sector privado y un eficiente control del estado; necesitamos un marco jurídico y tributario ordenado y menos engorroso que coadyuve a la inversión pública y motive la iniciativa privada; todo esto dentro de un marco de gobernabilidad económica, social y política.
Que el 2020 elevemos la conciencia nacional en función del progreso nacional y de la eliminación de las desigualdades sociales.