Remar contra corriente / Editorial
Las Municipalidades ecuatorianas, a través de los organismos de legislación, de dirección y de administración, tienen varias obligaciones que cumplir para con la Comunidad, a la que representan, dar seguridad a los vecinos, ofrecerles un real y efectivo ambiente de tranquilidad, de paz y armonía. Las obras materiales son parte importante para complementar ese ambiente con vías, con servicios, con ornamentación, con espacios habilitados para el sano esparcimiento, entre otras tareas.
El Concejo Cantonal de Ambato se encuentra tratando un asunto delicado, la reforma a la 0rdenanza que regula el funcionamiento de bares, de cantinas, de discotecas, de karaokes, de cabarets y otros lugares de “diversión”, que son negocios particulares muy rentables. La realidad que viven los vecinos es un atentado permanente a sus legítimos derechos a la tranquilidad y al descanso nocturno.
Se invoca para esta reforma como pretexto el Turismo que llega a nuestra ciudad para admirar su cultura, el desarrollo urbano, sus monumentos, sus templos, los museos, las quintas de Mera y de los Martínez, el mausoleo, la casa y que quinta de Montalvo, las costumbres y tradiciones de nuestro pueblo. No viene a buscar alcoholismo, droga, sexo libre ni otras lacras sociales, desaseo y desorden.
Los señores Munícipes reman contra corriente, dando las espaldas a la aspiración de la mayoría ciudadana. No se comprende el poder de influencia de los pocos dueños de estos negocios para someter a toda la sociedad. El pueblo cansado de tanto abuso puede reaccionar. Es hora de revisar esta incomprensible actitud. (O)