Responsabilidad Compartida / Lic. Mario Mora Nieto
Uno de los objetivos fundamentales del proceso educativo es la fijación del aprendizaje. Ejercicios, recapitulaciones, discusiones y otros coadyuvan a esta etapa. Muchos esfuerzos de la clase se pierden por carecer de un adecuado trabajo de fijación del aprendizaje. Un asunto que parecía sólidamente adquirido hoy se tornará obscuro e impreciso mañana.
La tarea escolar ha sido, desde siempre, un importante recurso para lograr que el estudiante afiance sus conocimientos.
Sin embargo, la polémica sobre su ejecución ha creado dos corrientes radicalmente adversas.
Por una parte, hay quienes insisten en que la tarea escolar debe realizarse en el aula y no en el hogar, toda vez que los padres no disponen de tiempo ni conocimientos suficientes para ayudar a sus hijos en sus tareas, y, además, son frecuentes las quejas sobre la cantidad y la calidad de trabajos, muchos de ellos inejecutables por su complejidad.
Sin embargo, los maestros, sobre todo de planteles con muchos alumnos en el aula, a veces más de cuarenta, sostienen que es indispensable la ayuda del hogar en la realización de los llamados “deberes”.
“Reconocemos que cuando los progenitores colaboran el aprendizaje de los niños es infinitamente mejor, puesto que la educación familiar ejerce mayor influencia en la formación intelectual del niño”.
Psicólogos como el Dr. Benjamín Bloom, han llegado a la conclusión de que la inteligencia es maleable en los primeros años de vida. La atención paterna puede contribuir a elevar el cociente de inteligencia. O como expresa Dorothy Rich, “La escuela dispone de una capacidad limitada para ayudar a los niños a alcanzar el éxito. Si los padres pretenden que sus hijos adquieran destrezas que les permitan desenvolverse con éxito en la sociedad moderna, nada mejor que colaborar con ellos”.
En este contexto, entonces es indispensable que el Ministerio de Educación, a través de sus técnicos, programe “talleres para padres” exclusivamente para orientarles sobre el manejo de las tareas escolares en el hogar.
En algún plantel en el que se ha incursionado en este campo, los padres han adquirido destrezas que les han permitido redescubrir la divertida y útil experiencia de estimular a sus hijos para el cumplimiento de sus deberes lo cual les ha ayudado a crecer espiritual e intelectualmente.
Antes la tarea escolar era un campo de batalla todos los días.
La instrucción en el hogar es un compromiso constante, una responsabilidad que no termina cuando empieza la escuela. Podrá costar tiempo y esfuerzo, pero el futuro de los niños. (O)