Responsabilidad Social / Andrés F. Jaramillo Torres
Ante los contagios masivos del COVID-19, la llegada de nuevas cepas al Ecuador, y el colapso total del sistema de salud, nos enfrentamos a una dicotomía. Por un lado, hay quienes desearían regresar a un confinamiento total, o al menos, más estricto que el actual, para poner freno a la crisis sanitaria que vivimos. Por otro lado, hay quienes sostienen que regresar a un confinamiento de esta naturaleza sería un golpe económico para el país, cuya economía parece que poco a poco se empieza a recuperar. Ante esta situación comparto con ustedes las siguientes reflexiones.
Es posible que estemos lejos de volver a un confinamiento total, por eso, realizó un llamado a lo que podría llamarse confinamiento voluntario moderado. Un confinamiento que consiste en voluntariamente evitar exponerse a la inminencia del virus, independientemente de si existe una orden vinculante por parte del Estado que obligue a quedarse en casa, es decir, esta idea apela a la conciencia y responsabilidad de uno mismo.
Evidentemente, quienes tenemos que salir a trabajar de manera obligatoria, no podemos someternos a un confinamiento voluntario, pero si hay un importante grupo de la población que podría evitar salidas innecesarias y salir de su hogar exclusivamente para diligencias específicas.
No es cuestión de volver a un semáforo rojo. Lo indispensable es que, cuando uno salga, cumpla con normas elementales de prevención del contagio, tales como: evitar lugares cerrados, evitar los lugares donde se puede encontrar con grandes afluencias de personas, y procurar concurrir a lugares donde conozca que existe un manejo de protocolos de bioseguridad.
Los problemas más graves, generalmente, se resuelven con las fórmulas más simples. Este podría ser uno de esos casos. Usar mascarilla, alcohol y manejar el distanciamiento social son tres prácticas elementales desde la llegada del virus. En mala hora, mucha gente todavía no los aplica en su día a día. La gran mayoría de casos podrían prevenirse, siguiendo estos principios que, aunque son simples, han demostrado su efectividad. Asimismo, instó al lector para que al menos durante los siguientes 21-30 días, comience con un protocolo de confinamiento voluntario moderado. No se necesita quedarse en casa 24/7, incluso por salud mental, pero sí disminuir el número de exposición.