Reto universitario debe tener bases 

Ciudad

La incertidumbre del futuro no solo en el campo educativo, sino profesional está presente en los bachilleres y sus familias. La decisión está envuelta en contextos sociales, económicos e incluso culturales. 

Para Paúl Solís, representante del Consejo Consultivo de Jóvenes en Tungurahua, es “importante que tengan adecuado asesoramiento desde la parte educativa para que conozcan mucho más lo que les gusta; y puedan explorar en los colegios opciones y puedan identificar otras carreras como la inteligencia artificial, más contacto con la naturaleza, con el arte”.

También, “pueden realizar test vocacionales para que conozcan sus gustos e intereses y no vayan por las carreras típicas que están saturadas y luego no pueden encontrar trabajo”, añadió. 

¿Qué aspectos deben considerar los bachilleres para elegir su profesión?, es la pregunta planteada a Paola Carlosama, magister en Psicopedagogía y experta en Orientación Profesional y Vocacional; “los aspectos que suelo trabajar en las sesiones de asesoría tanto con los estudiantes como con sus padres y/o representantes son cinco; sin embargo, compartiré al menos dos”.

Uno de los aspectos es reconocer los talentos, es decir, mirar con ojos de amor aquellas características naturales o innatas que lo destacan del resto y que incluso le permiten ser único. Luego revisar si estas capacidades puede seguir entrenando o puliendo para que en el futuro se conviertan en destrezas y competencias por las cuales va a recibir la remuneración económica.

Considera que, elegir la carrera profesional implica determinar aquella actividad o actividades en las cuales se es muy bueno y permiten generan ingresos económicos, ya sea en la ciudad o país de origen o fuera, de manera presencial o virtual; pues, es mantener como dicen los asiáticos un ikigai o “placer y sentido de vida”.

El segundo aspecto es indagar sobre el mercado laboral actual y futuro de las carreras profesionales que por sus talentos llamen su atención, de ninguna manera dejarse llevar por los sueños inconclusos de los familiares, ni por los comentarios de personas frustradas, peor aún de aquellas que tienen ciertos prejuicios. 

“En una ocasión, una estudiante que buscó mi asesoría me comentaba que a pesar de que ella tenía entre sus opciones estudiar licenciatura en Turismo y Hotelería, la estaba descartando, porque le afectaban psicológicamente comentarios como los de su abuelita que decía ‘para no más de ir a tender camas o servir platos, no hay que estudiar’. Afortunadamente, en este caso compartí todas las referencias de las organizaciones nacionales y extranjeras que están en constante búsqueda de profesionales por el turismo cultural, religioso, gastronómico, comunitario y ecológico. Aquello permitió a la estudiante tomar la decisión conforme a sus talentos y el mercado laboral. Hace 20 años a quienes seguían Ingeniería en Sistemas les auguraban tan solo el arreglo físico de las computadoras, luego vinieron la especialización en Software y ahora después de la pandemia se tienen Ingeniería en Tecnologías de la Información y Tecnología en Ciberseguridad”. 

Paúl Solís insiste que “en el campo educativo es necesario identificar el campo laboral y los profesionales requeridos e informar a los más jóvenes para generar interés en ellos y siempre exista orientación vocacional, porque existe ato porcentaje de deserción universitaria. También deben aprovechar los institutos superiores y carreras prácticas”. 

“Lo que sugiero a los psicólogos, docentes y pedagogos es realizar diagnóstico de la situación actual de sus estudiantes para determinar, con la guía de un experto en el área de orientación profesional y vocacional, los aspectos que se han de trabajar a lo largo del año escolar, para guiarlos hacia la toma de decisiones coherente y sustentada. Posteriormente, es importante desarrollar el plan anual de actividades que sea transversal para que todos los docentes estén al tanto de lo que se trabajará y que la implementación sea exitosa”, acotó Paola Carlosama. (I) 

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