RUMORES EN LA POLÍTICA / Mauricio Calle Naranjo

Columnistas, Opinión

Investigando se puede encontrar diversos estudios acerca del lenguaje y su rol principal para que los seres humanos puedan comunicarse y de esta forma tomen decisiones. En este sentido, el objetivo principal del presente artículo es revisar como afecta en un proceso electoral, los rumores o chismes que es la palabra coloquial más usada.

En ocasiones se subestima la practicidad y el daño que puede ocasionar este fenómeno social que tergiversa un mensaje, aunque dentro de las estrategias políticas sucias y nada éticas, es la herramienta utilizada comúnmente y se encarga de insertar en la sociedad un chisme a fin de provocar daño a alguien.

Trágicamente, esta manera de proceder ha tomado potencia con el internet, porque es muy fácil generar falsas noticias que incluso llegan a ser calumnias contra la honorabilidad. No obstante, existe gente que recibe un pago por estar detrás de una computadora, creando contenido falso, con la finalidad de que se viralicen rumores acerca de algo o alguien, y según Umberto Eco, “las redes sociales, les dan espacio a legiones de idiotas«.

Todo en la vida cambia, ahora en el mundo de plataformas digitales, el anticuado pasquín ha evolucionado y se lo denomina meme, noticias falsas, publicaciones basadas en desinformación que influyen negativamente en la opinión pública. Los ciudadanos deben desaprender malas costumbres, como el no contrastar la información y dejar de divulgar mensajes que han sido creados mal intencionadamente con el propósito de influenciar y manipular al electorado. El pueblo tiene la obligación de analizar los planes de trabajo de los candidatos, más no fijarse en memes con chismes. Es momento de que la conciencia colectiva evolucione y racionalice su voto conforme a propuestas viables que sirvan al bienestar y progreso de su comunidad. «Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas” (Umberto Eco).

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