Salto al vacío / Fabricio Dávila Espinoza
La mayoría de la Asamblea Nacional busca terminar prematuramente el período presidencial. La aprobación del informe del caso Gran Padrino o Encuentro terminó con el regocijo de 104 legisladores. Algunos denunciaron faltas imperdonables en la forma y el contenido, pero inexplicablemente se adhirieron al aplauso.
El informe es un aviso, al no ser vinculante, tampoco es un requisito previo al juicio político. La causa recién se activaría al existir una solicitud formal. Después deberá cumplirse una serie de etapas obligatorias. No es automático, como algunos ciudadanos y hasta varios asambleístas suponían.
Todo comenzaría cuando aparezca un interpelante, con argumentos sólidos y elocuencia para sustentarlos, sin hacer el ridículo. La solicitud, en caso de concretarse, debería estar secundada por un tercio de la Asamblea, es decir, 46 firmas sobre la voluntad de millones de ecuatorianos. Así son las reglas del sistema democrático vigente.
El grupo que encabezó el informe no dejará que otros se lleven la gloria. Cuando decida activar la cusa, el presidente de la Asamblea dejará todo en manos del Consejo de la Administración Legislativa. Este organismo, remitirá la solicitud a la Corte Constitucional. Esta revisará si hay conformidad con la Constitución, si singulariza la infracción y si cabe en el tipo de infracciones previstas. La Corte emitiría un dictamen constitucional.
En el caso de ser viable, el trámite regresaría a la Asamblea, a la Comisión de Fiscalización. Esta nueva instancia continuaría con la tarea, dando la oportunidad para que el Presidente ejerza su derecho a la defensa. Finalmente, el proceso terminaría con el enjuiciado asistiendo al pleno de la Asamblea. La censura requiere 92 votos.
Los legisladores antigobiernistas celebraron anticipadamente. Mas, la urgencia inicial no es la misma a la hora de poner en marcha el juicio. Procastinan, sabiendo que la contraparte mantiene la muerte cruzada sobre su escritorio. Los asambleistas no quieren lanzarse al vacío de forma abrupta y hacen cálculos.
Entretanto, una parte de ciudadanos mira los hechos con incertidumbre y otra parte con hastío; el riesgo país aumenta; las inversiones se detienen; las pobreza crece y la violencia campea. La posible salida democrática del Primer Mandatario es la respuesta a una crisis puntual. Pero, el inmediatismo no es buen consejero. Los actores políticos deberían fijar la mirada, más que en el castigo o la permanencia del gobierno, en el presente y futuro del país.