Sanar la relación contigo mismo

La mayor parte del tiempo enfocamos nuestra energía en cultivar las relaciones con los demás: con la pareja, los padres, los hijos, los amigos, etc. Sin embargo, ¿cuánto tiempo dedicas realmente a observar cómo está la relación más importante que tienes, aquella que te acompañará durante toda la vida? Hablo de la relación contigo mismo.
Esta relación es fundamental porque es la única que permanece constante desde el inicio hasta el final de nuestra vida. Pero, ¿qué significa tener una buena relación contigo mismo? Significa cómo te tratas en tu interior, cómo cuidas de ti, qué tanto escuchas tus necesidades internas y qué tanto cumples las promesas que te haces.
En mi experiencia como psicóloga, he podido observar que solemos ser muy duros con nosotros mismos. Nuestro diálogo interno está lleno de críticas, juicios y autoexigencias sin espacio para la amabilidad ni la compasión. En ocasiones, somos capaces de decirnos cosas negativas tan fuertes que jamás nos atreveríamos a decírselas a alguien más.
Además, postergamos nuestras propias necesidades y deseos. Nos prometemos cada inicio de año cuidar el cuerpo, iniciar actividades saludables o tomarnos tiempo para nuestro bienestar; sin embargo, lo vamos postergando continuamente, no cumplimos nuestras promesas y terminamos por dejarnos de lado nuevamente. Nuestro autocuidado suele ser lo último en la lista de prioridades. Primero está el trabajo, luego los hijos, después la pareja, y así sucesivamente, vamos colocando todas nuestras responsabilidades por encima de nosotros mismos. Este patrón nos lleva eventualmente al agotamiento emocional, a sentirnos desconectados de nuestra esencia y alejados del bienestar que anhelamos.
Es necesario hacer una pausa y reflexionar sobre cómo es nuestra relación con nosotros mismos. Porque al final del día, la relación más importante es la que tienes contigo mismo. (O)