Sanciones drásticas para asesinos
En la actualidad los noticieros, gran parte de sus espacios, lo dedican a la crónica roja, es muy común leer, escuchar o mirar noticias, de muertes violentas, homicidios, suicidios, violaciones, narcotráfico, sicariatos, secuestros, robos, peculado, concusión, cohecho, etc., hechos delictivos que estadísticamente siguen en aumento.
El Ecuador, un país pequeño en extensión, con una gente maravillosa, con playas, montañas, con ciudades, pueblos mágicos hermosos, que 20 años atrás, fue considerado como una isla de paz, pero que hoy lamentablemente, producto de los malos gobiernos, especialmente de una década que para poder gobernar, tuvo que aliarse e institucionalizar a bandas criminales, se haya convertido en una isla de terror, sin que nadie pueda poner orden, que pese a ser un Estado de derecho, reina la delincuencia a su máximo nivel, donde ya es preciso, como ciudadanos contribuir a la creación de una nueva forma de vida, basada en el imperio de la ley, con el propósito de conseguir un mundo más equitativo, seguro, sostenible y democrático.
Es duro decirlo, pero la delincuencia nos lleva ventaja, frente a leyes y Sistema de Justicia, poco confiables; y, una Policía que no cuenta con el armamento y preparación adecuada, para enfrentar a la misma, por lo que es indispensable, implementar medidas drásticas, con un estricto control de la vida privada y supresión de libertades individuales, a fin de desterrar la corrupción, para lo cual es necesario incluir en nuestra normativa la cadena perpétua y/o la pena de muerte, a ciertos delitos.
Quizás mi posición pueda que sea extremista y saldrán los defensores de los derechos humanos, pero sólo así, han podido salir algunos países, que han dejado la pobreza, implementando un sistema con un férreo control estatal, caso contrario los buenos seremos menos y nuestro país se seguirá hundiendo, por lo que invito a los candidatos a Asambleístas, que, en lugar de pensar en ir a la Asamblea a mejorar su situación económica, analicen lo planteado y propongan leyes que blinden de seguridad al pueblo.
Shakespeare dijo: “la clemencia que perdona criminales, es asesina”.