Santa Rosa de los tomabelas

Columnistas, Opinión

Tungurahua tiene actualmente una parroquia denominada “Santa Rosa”, la que ancestralmente fue región o comarca poblada por varias etnias diferenciadas entre sí pero ligadas a una sola cultura etnolingüística llamada quitu-pantsalea. Según documentos coloniales que hablan de procedencias o dependencias dinásticas de sus poblantes, antes de que se los haya agrupado bajo jurisdicción de un curato o parroquia eclesiástica, se los identifica como “tomabelas” a grupos étnicos que dependían de  cacicazgos. Entre los 18 pueblos “reducidos” por Antonio de Clavijo no aparece ni Pilagüín ni el de los Tomabela. Cabe reiterar que junto a las reducciones iba edificando iglesias.

Cuando, seguramente se estructura un nuevo curato, es cuando pasa a llamarse “Santa Rosa”, (este  dato nos debe la iglesia) poniendo una amplia territorialidad bajo la advocación a la primera “Santa” de América, la limeña Rosa  Flores  de Oliva (1586 – 1617), quien fuera canonizada un 12 de abril de 1671, con lo  cual pasó a ser “Patrona del Nuevo Mundo”. Dice la historia que para 1631 ya circulaban en España estampitas de la Santa Limeña.

Queda claro que antes de 1671 la jurisdicción reintegrada con varias etnias no podía haberse llamado Santa Rosa, sino Tomabela, palabra que no es quichua, sino que era empleada, según versiones que he podido recoger de la tradición oral, de la lengua pre quichua, la pantsalea. Tomabela es una palabra que servía para designar a una variedad de paja de páramo, muy resistente, que sobre todo servía para cubrir de techos a sus viviendas de adobe.

No sabemos si tomabela es una autodesignación étnico cultural o una denominación exógena, tomada de su propio léxico por la conquista del incario o puesta por los cronistas castellanos. Es importante decir que la redenominación como Santa Rosa aparece en crónicas de los 1600 como: Santa Rosa de los Tomabelas; y Santa Rosa de Miñarica. La primera nos hace pensar en una integración étnica, y la segunda es una denominación geográfica, dado que el punto de un centro poblacional se ubicó en Miñarica. Según el cronista Gerardo Nicola López, por 1761 era conocida como Santa Rosa  de Pilahuín, puesto que “en 1680 deciden trasladarla 4 km más abajo, a Miñarica y Guachibamba” (La Hora, suplemento del 12 de noviembre de 2023). La misma fuente indica que 9 años más tarde de haberse declarado Santa a Rosa de Lima, tomaron la advocación para la parroquia con cabecera en Miñarica, como queda dicho.

Partamos del criterio del sacerdote y geógrafo, además de minucioso cronista colonial el padre Mario Cicala que nos legara su “Descripción histórico – topográfica de la provincia de Quito, de la Compañía de Jesús”, redactada en 1771. Este jesuita tuvo que haber dejado el testimonio de nuestra tierra por 1764, época que “se encontraba en Ambato con el cargo de Procurador de la recién fundada Residencia de Ambato” (p.6)

Este sacerdote habla de “Santa Rosa” y la refiere como una “región habitada casi en su totalidad  por indígenas.” Justamente advierte que se ha establecido antecedentemente “un curato extensísimo que abarca los anejos de Pataló, Pilagüín, Chiquicagua, Pacobamba, Cunug yacu y Llangagua. La renta anual del Párroco supera los 2.000 escudos, aunque muchos creen que llega a los 2.500 escudos. Comienza la parroquia en las faldas del otro lado del monte Carhuairazo, a dos leguas de la población de Santa Rosa, aunque en línea recta apenas hay la distancia de media legua. Santa Rosa dista de Ambato una legua…” (Cicala, p. 383). (Para aclarar un tanto esto de los escudos como moneda hay que decir que se acuñaban de oro y de plata, y que en uno de sus lados tenía un escudo y que equivalía a 16 reales de plata. Un escudo de oro tenía 3.4 gramos de oro, que en 2023 vale en dólares $ 280, cada  gramo).

Esto en la geografía actual quiere decir que la estructura jurisdiccional en la actualidad comprendía las parroquias de Pilahuín (238 km2), Juan Benigno Vela (Pataló) (40 km2)  y la propia y desmembrada Santa Rosa (Miñarica) (38 km2). Esto también quiere decir que el cura manejaba una feligresía demarcada en 316 km2. Aquí no se habla de Simiatug que fue su zona adjunta, y que el mismo Cicala expresa que Simiatug “en lo temporal y civil depende del gobernador de Ambato”. En lo espiritual dependía del párroco de Guaranda (Cicala, p. 380). Por etnohistoria, como queda dicho, Simiatug estaba vinculado más a Tomabela que a Pasa. Curiosamente Cicala tampoco menciona la palabra tomabelas. Lo cierto es que con la estructuración de la provincia de Tungurahua, se desmembró Simiatug como territorialidad étnico cultural.. (O)

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