Separación de empleados públicos a contrato / Editorial
Uno de os objetivos importantes de la política económica -con el respaldo de numerosos ecuatorianos- ha sido la reducción de la inflada burocracia heredada del gobierno anterior, que significaba enormes egresos de los recursos del presupuesto nacional que, como es de suponer, reducía la posibilidad del gobierno de invertir en obras de desarrollo para beneficio de los ecuatorianos.
Hemos escuchado a dirigentes gremiales del sector público, en tiempo del propio ex presidente, denunciar que se abultaba, en forma irresponsable, el personal burocrático en desmedro de los servidores de carrera. El objeto era disponer de gente para las manifestaciones políticas del gobierno y para otros menesteres ajenos a la función pública.
Se ha comenzado, en forma tibia, a separar a aquellos burócratas contratados a plazo fijo, de tal manera que todos conocían que el trabajo tenía un límite en el tiempo, que no podía ser ilimitado. Esta es una realidad incuestionable.
No se conoce, con precisión, el número de los cesados en todo el país, ni cual es la meta que tiene el Gobierno para cumplir en un determinado plazo. Se mantiene en reserva esta realidad. Se espera que represente un significativo ahorro para las arcas fiscales. Inclusive que permita, con otros ajustes, negociaciones con los organismos internacionales, a los que se ha acudido para alcanzar el financiamiento indispensable para emprender el camino del desarrollo económico y social tan ansiado. (O)