SERIE LEONARDO DA VINCI: EL FIN DE UN GRAN LEGADO / Patricio Chambers M.
En este último artículo de la serie sobre uno de los más grandes genios de la historia, presentaremos unas pocas puntadas de ciertos detalles sobre su legado.
Al respecto diremos que se conoce que quizás su mayor trabajo de escultura lamentablemente nunca llegó a plasmarse. Se trata del llamado “Gran Caballo” que de completarse habría sido más grande que las otras dos estatuas ecuestres de la época del Renacimiento y que fueran realizadas por Donatello y el antiguo mentor de Leonardo, Verrocchio.
El caso es que, en 1482, Leonardo dejó Florencia para partir hacia Milán, aparentemente atraído por una comisión para la enorme estatua ecuestre en honor a Francesco Sforza. La escultura hubiese tenido casi 5 metros de altura y fue comisionada por el hijo de Sforza, quien era en ese entonces el duque de Milán.
Leonardo trabajó durante 17 años en el proyecto; situación inusual para Leonardo el dedicar tanto tiempo a una pieza, dado sus intereses en varios otros ámbitos. Sin embargo, después de 12 años, en 1493, se exhibió un modelo de arcilla de la escultura y Leonardo trabajó en planes detallados para fundirlo en bronce.
Desafortunadamente, el metal que se utilizaría para la escultura fue designado para cañones, ya que la amenaza de invasión francesa era inminente. De hecho, el duque fue derrocado en 1499 y el modelo de arcilla se arruinó cuando las tropas francesas invadieron la ciudad, robándonos lo que habría sido uno de los grandes monumentos del Renacimiento.
Otro detalle sobre su vida era que este genio renacentista era zurdo y llenó sus cuadernos con una escritura especular, que consiste en una “imagen en espejo” del texto normal. Se cree que esta técnica era más rápida para él, ya que podía escribir de derecha a izquierda. Además, creó una variedad de símbolos que insertó dentro de sus notas. Estas estrategias también disfrazaban el contenido de su escritura a primera vista.
También ha quedado registrado en la historia que, en el último período de su vida, cuando Leonardo tenía 60 años, se vio obligado a abandonar Milán debido a la agitación política. Esto lo llevó a Roma, donde fue recibido por Giuliano de Médici, hermano del Papa.
Aunque Leonardo esperaba encontrar trabajo en Roma, simplemente le dieron un estipendio y lo dejaron solo, mientras que otros artistas como Rafael y Miguel Ángel estaban trabajando arduamente en comisiones papales.
Esto frustró mucho a Leonardo y, por lo tanto, cinco años después aceptó una oferta del rey de Francia para trabajar para él, por lo que dejó Italia a los 65 años en 1516 y no volvió más.
Murió en Francia el 2 de mayo de 1519 y fue enterrado en la Colegiata de Saint Florentin en el castillo de Amboise, desafortunadamente su iglesia fue dañada durante la Revolución francesa, algo que llevó a su demolición en 1802; lo cual ha dificultado que los historiadores sepan dónde están sus restos.