Sermón del descendimiento para fortalecer la fe
La Diócesis de Ambato desarrolló el sermón del descendimiento por la Semana Santa para motivar a los feligreses a fortalecer la fe hacia Jesús que ofrendó su vida por la salvación de los pecadores.
El acto religioso se desarrolló en la Catedral a las 19:30 horas el 19 de abril. La figura del Todopoderoso clavado en la cruz estuvo colocada en el altar y junto a él estuvieron los actores que protagonizaron a los personajes que recrearon los momentos dolorosos de la muerte del Cristo.
Monseñor Giovanny Pazmiño, obispo de la Diócesis de Ambato, empezó la reflexión con tres interrogantes. ¿Por qué mataron a Jesús?, ¿De qué sirve el sufrimiento’, ¿Qué tiene que ver la muerte de Cristo con nuestra vida?.
La primera incógnita explicó la autoridad religiosa. Hizo referencia a que Jesús era la persona que propició el bien y eso despertó el odio por parte de los detractores. Practicó sanaciones, predicó con amor y dijo que todos son hermanos; habló también del nuevo reino. Estas enseñanzas no caben en los corazones de quienes gustan los placeres y vanidades del mundo, cuyo rencor llegó al punto de pedir su muerte ya que lo consideraban atentatorio contra el orden establecido.
La segunda interrogante estuvo vinculada al sufrimiento. Las personas preguntan, por qué sufren tanto. Es importante considerar que las horas anteriores al deceso del Todopoderoso fueron difíciles sobre todo en lo espiritual, ya que escuchó voces de desprecio, mientras agonizaba.
Los creyentes no adoran al madero, sino al crucificado. Los católicos no dan culto al sufrimiento sino al significado de la cruz que es amor. Los agresores hacia Cristo esperaban que respondiera de la misma manera, pero el Hijo del hombre recogió el sentimiento humano y respondió con ternura ante los verdugos, porque Dios los conocía. Al final les cambió el corazón, añadió monseñor.
La tercera pregunta es sobre la muerte de Cristo y su relación con la vida de las personas. Se puede resumir que a Jesús le llevó a la muerte el pecado de la humanidad; es decir, tenía que morir por la incredulidad y dureza.
Jesús no sólo que sufrió en la cruz, sino también estuvo orando cuando dijo “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”. No se estaba quejando, sino que el dolor asumió desde la oración. Su sangre derramó amorosamente por la redención del mundo. Cuando las personas reconocen que Jesús murió por la salvación de todos, no cabe más que recoger en el corazón la grandeza de Dios, añadió el religioso.
Continuó con el sermón del descendimiento al solicitar que a la figura de Jesús clavado en la cruz le fueran retirados el letrero con que decía INRI, luego las potencias de la cabeza, la corona de espinas, los clavos, hasta descender a los brazos de su madre María (la actriz transmitió el dolor por la muerte de su unigénito). Finalmente el cuerpo de Jesús fue envuelto, colocado en el sepulcro y salió de la Catedral para recorrer el parque Montalvo en la procesión del silencio hasta retornar nuevamente al templo.
Los sacerdotes invitaron a los feligreses a meditar del sacrificio de amor que Dios ofreció por los pecadores e invitaron al cambio de vida en las familias. (I)