Sí al control, no al abuso / Mario Fernando Barona
Sí al control, no al abuso / Mario Fernando Barona
De acuerdo a una última encuesta de Cedatos, el Ecuador aprueba la gestión de la Asamblea Nacional (AN) en apenas un 3% y tiene el 2% de credibilidad. Por antonomasia siempre ha sido el ente con peores calificaciones en el escenario público, pero esto realmente no tiene parangón, y razones hay de sobra, como el descubrir que no han sido pocos los “representantes de la patria” que cayeron en la tentación del dinero fácil; o evidenciar que allí se trafican influencias de manera libertina; o, el redactar y aprobar leyes (o el no hacerlo) para que queden perfectamente acomodadas a sus apetencias de impunidad y olvido, entre otras.
Ahora, como digo, el acomodar leyes para sacar provecho de ellas, imaginé una estrategia propia de la AN, pero veo que de vez en cuando también replican esta vergonzosa artimaña en otros estratos de la administración pública, como es el caso esta vez del municipio del Distrito Metropolitano de Quito, que a propósito de la pandemia, aprobó la ordenanza 010 que dictamina el uso obligatorio de mascarilla para toda persona que realice actividades al aire libre, y esto incluye a conductores que transiten -solos- en su propio vehículo o con familiares. Todos deben usar mascarilla al interior de un automotor, de lo contrario multa de $ 100.
Esta disposición además de groseramente absurda e irracional (ofende nuestra inteligencia), atiende a una deshonesta conveniencia del municipio capitalino, es decir, igual que en la AN, buscan argucias para perjudicar al pueblo en beneficio de unos pocos. Lo que quieren en el fondo es recaudar dinero por concepto de multas. Hasta la semana pasada, el número de sancionados bordeaba los diez mil. Un millón de dólares en unas cuantas semanas no está nada mal, ¿verdad?
Tal es la ridiculez cometida, que el municipio de Guayaquil y muchos otros en el país con criterio más objetivo determinaron exactamente todo lo contrario. Se puede circular sin mascarilla al interior de su vehículo ya sea que vaya solo o con su familia, como dicta el sentido común. ¿A quienes van a contagiar o por quiénes van a ser contagiados los conductores que viajen solos, o los miembros de una misma familia que convive 24/7 si van encerrados en sus vehículos?
Una cosa es el control riguroso y estricto que debe primar durante la pandemia, y que está perfecto, y otra muy distinta, la viveza y el abuso al humillar a miles de ciudadanos que no cometen ninguna infracción con el único fin de obtener dinero fácil. Después, asambleístas y alcaldes se quejan de las nefastas encuestas de aprobación. (O)