Siete de ocho
El Servicio de Rentas Internas (SRI), en su proceso de control a los presidenciables que participan en las elecciones del 20 de agosto, señala que uno de los candidatos no acudió a su llamado. El nombre permanece en reserva.
La opinión pública, el 26 de junio, tuvo conocimiento sobre la elaboración de un diagnóstico preliminar de riesgos tributarios en los binomios presidenciales. Tras los primeros resultados, empezó la fase de control, que debía terminar en la comparecencia de cada aspirante a la primera magistratura del Estado, a fin de regularizar su situación o presentar los elementos que justifiquen los indicios hallados.
El SRI encontró varias novedades: diferencias en los ingresos declarados y los identificados; movimientos bancarios superiores a valores declarados; variaciones patrimoniales no justificadas y diferencias en la contribución Post COVID, a causa de la divergencia en la información patrimonial declarada e identificación de transacciones en paraísos fiscales. Hasta ahora, seis presidenciables asistieron, un candidato cambio la fecha de su presentación y otro todavía no da la cara.
Este tipo de análisis se aplica a personas con “perfiles importantes”: futbolistas, empresarios, asambleístas, jueces, personajes que tienen patrimonios significativos fuera de nuestro país, etc. Los que han asistido registran novedades, por esta razón se comprometieron a realizar las aclaraciones requeridas o pagar las diferencias encontradas. Todos tienen observaciones, en diferente grado, pero no pierden su status de presuntos. Mientras tanto, la ausencia de uno, al no conocer su nombre, crea desconfianza en todos.
El presidenciable anónimo, no está liberado del ejercicio de control. Todo lo contrario, será sujeto de una auditoría formal o un proceso de determinación. Esto, porque habría algunas sospechas que deben ser dispuestas, su ausencia y la falta de explicaciones, no detendrá el trabajo de la entidad tributaria. Más de un ecuatoriano desearía saber de quien se trata. Ojalá algún día quede revelada su identidad.
Es lógico pensar que, los postulantes a las dignidades de elección popular, no deben sobrepasar los límites de la probidad ética y del cumplimiento inexcusable de sus obligaciones legales; deben estar al día y no tener procesos abiertos por defraudación, evasión o por no declarar su patrimonio en el exterior o los ingresos que generan ese patrimonio.
Pero, vivimos en el Ecuador, país donde hay todo tipo de candidatos y las leyes permiten que participen y ganen elecciones personajes investigados y hasta portadores de grilletes electrónicos. (O)