Silla de los acusados / Editorial
El presidente de México López Obrador lenta y maquiavélicamente fue arrinconando al gobierno del Ecuador hasta llegar a la situación de ponernos en la silla de los acusados en los más altos organismos internacionales.
No es nueva la animadversión del gobierno obradorista con Ecuador y los gobiernos no alineados al socialismo del siglo XXI en la región, empezó con la negativa a que Ecuador conforme el bloque comercial de la Alianza del Pacífico, continuó con el asilo a prófugos de la justicia ecuatoriana, que suman más de quince, encabezados por el ex canciller de la RC Ricardo Patiño y la ex asambleísta Gabriela Rivadeneira y se colmó con declaraciones ofensivas al último proceso eleccionario de Ecuador así como el asilo otorgado al ex vicepresidente Glas, sentenciado por la justicia ecuatoriana.
Hasta aquí Ecuador era el país ofendido, atacado y vulnerado por el cabecilla de los gobiernos autodenominados progresistas del Siglo XXI, y teníamos todas los argumentos jurídicos y diplomáticos para protestar contra los ilegales comportamientos y acciones de López Obrador.
Lamentablemente, Ecuador, su gobierno y especialmente su cancillería, comete el error de incursionar a la Embajada de México en Quito y, automáticamente, cambian los papeles, dándole los argumentos a López Obrador para pasar de agresor permanente del Ecuador a víctima.
Ponerle ante la comunidad internacional a un sentenciado por la justicia ecuatoriana como el ex Vicepresidente Glas en calidad de perseguido político y al Ecuador en la silla de los acusados, es el producto de un plan bien trazado desde el gobierno de México y sus aliados ecuatorianos. (O)